Paysandú, Viernes 15 de Abril de 2011
Opinion | 13 Abr Quizás sea leyenda. Pero se cuenta que el 12 de abril de 1961 una sorprendida campesina que vio caer en su campo a un hombre en paracaídas vistiendo un raro traje color naranja, le preguntó si venía del espacio exterior, a lo que él --Yuri Gagarin-- respondió afirmativamente pidiéndole que no se asustara, porque él también era un ciudadano de la Unión Soviética.
Quizás sea leyenda, pero demuestra la cotidianidad que rodeó hace medio siglo a un excepcional acontecimiento, el primer viaje espacial de un ser humano, soviético para más datos, causando devoción en el conglomerado de países del ala, admiración internacional y dolor por la carrera perdida entre los estadounidenses.
En la víspera se cumplieron cincuenta años de aquel fantástico viaje, pero apenas si fue recordado. La ciencia y la tecnología han avanzando tanto que eso parece apenas una anécdota entre tantas conquistas del ser humano. Pero no, fue el comienzo de una nueva era, hoy dominada por multinacionales que utilizan el espacio exterior para orbitar satélites que les reditúan enormes riquezas.
Por entonces, la conquista del espacio no tenía solo el color del dinero, sino especialmente el de las banderas nacionales de las dos potencias mundiales, enfrascadas en la “guerra fría”.
Fue soviético el primer satélite que visitó la Luna, pero estadounidense el primer hombre en pisar su superficie. Fue soviético el satélite que primero envió imágenes de la superficie de un planeta, pero fueron norteamericanos los que fotografiaron de cerca los planetas gigantes y es norteamericano el satélite que salió del sistema solar y se mueve entre las estrellas. Cincuenta años después del vuelo de Yuri Gagarin, ya no hay Beatles ni Unión Soviética. El cuarteto había debutado apenas un mes antes en un pequeño café de Liverpool, The Cavern. El conglomerado de naciones tuvo su Perestroika. Tampoco sucedió el holocausto nuclear tan temido en 1961, después que Fidel Castro proclamara el carácter socialista del gobierno de Cuba y la crisis de los misiles de 1962.
Pero sí continúa una conquista multinacional del espacio. Gracias a esa conquista se han desarrollado tecnologías que han contribuido al bienestar de todos. Hoy es evidente que la conquista del espacio ha sido mucho más que un acto de vanidad, una rivalidad aparentemente banal y peligrosa entre dos grandes potencias. Yuri Gagarin quizás no comprendió ni una cosa ni la otra. Pero fue el elegido del destino, el primero de todos en ver la Tierra desde el espacio exterior.
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