PAYSANDÚ INTERIOR
ESCUELA 29 DE TIATUCURÁ

Locales | 15 Abr La escuela 29 Vaimaca Pirú de Tiatucura atiende a 16 alumnos (9 varones y 7 niñas), pertenecientes a siete familias de las 12 que residen en el centro poblado. Según la directora del referido centro educativo, Susana Machado, “al niño se lo prepara para encarar la vida y para ser un buen ciudadano. El año pasado salieron dos alumnos de sexto año, uno de ellos se fue para el liceo de Paso de los Toros y la niña se quedó en el pueblo”.
Sobre la vida de una maestra en el interior profundo, la docente –recibida hace 27 años--consideró que “es diferente. En mi caso tengo dos hijos, uno estudiando en Salto y el otro en quinto año de liceo. Quizás se me hace difícil el viaje, pero me gusta mucho la zona rural, me crié en campaña y la verdad que para mí es un placer trabajar aquí”.
Machado dijo también que con los años la imagen del maestro rural casi no ha cambiado. “Seguimos siendo psicólogo, pedagogo, docente, asistente social y hasta madre; una especie de equipo interdisciplinario concentrado en una sola persona”.
Como anécdotas, Machado comentó que “en ciertos casos me dejan al niño por una tarde, porque van hacer un mandado a la ciudad” y que “los propios gurises piden para quedarse a pasar la noche acá en la escuela. Es más, les gusta tanto venir a la escuela que si los dejara vienen a las 9 de la mañana, cuando en realidad entran a las 10”.
El servicio que se brinda en el establecimiento escolar incluye en almuerzo y merienda.
Explicó la docente que resulta difícil “hacer quinta”, porque se trata de “una zona de basalto superficial y hay mucha piedra. Se intentó varias veces hacer huerta y vivero y no dio resultado, así que desistimos”.
Sobre si la familia se involucra en las actividades de la escuela, dijo que “siempre son los mismos padres. Además, no es que no quieran colaborar, porque la verdad que en el pueblo son pocos habitantes. Si nos ponemos a pensar, son siete familias que tienen hijos que concurren a la escuela. De esas siete, que uno de la casa integre comisión daría justito para formar la comisión. O sea, que aunque vinieran los siete seguimos siendo pocos”.
Algunos niños vienen desde lugares muy alejados, como El Cencerro, que es una estancia ubicada a ocho kilómetros o El Pretal, que está a siete kilómetros. “Algunos vienen en moto y otros a caballo”, explicó.
Agregó que le produce tristeza que algunos alumnos se hayan quedado en el pueblo sin hacer otra cosa, por falta de recursos. “Porque por más que puedan acceder a una beca sus padres no los pueden mandar”. En cambio, mantiene “la alegría de verlos llegar contentos y que quieran estar en la escuela. Cuando en la ciudad, al decir de otras colegas, los gurises se les escapan y no quieren estar en el aula. Eso por suerte acá no ocurre”.