Paysandú, Sábado 23 de Abril de 2011
Nacionales | 18 Abr El presidente de la República, José Mujica, aseguró que no es “un adicto a vivir mirando atrás”, en referencia a la decisión del Senado uruguayo de invalidar la Ley de Caducidad que perdonó las violaciones de derechos humanos durante la dictadura militar, pero reconoció que todavía hay “viejas heridas”.
“Como persona, no soy adicto a vivir mirando para atrás, porque la vida siempre es porvenir y todos los días amanece. Pero esa es mi manera de ser. No se la puedo imponer a mis conciudadanos”, dijo. Al mismo tiempo reafirmó que no la vetará una vez que sea aprobada en Diputados, porque “nosotros ya habíamos declarado, cuando asumimos, que éramos contrarios al ejercicio del veto presidencial”.
En una entrevista publicada en la víspera en la edición digital del diario español “El País”, Mujica afirmó que si la derogación de la ley no fue aprobada antes, en los plebiscitos realizados en 1989 y 2009, fue porque quizá “parte de la ciudadanía estaba harta de la discusión”.
“En el primero de ellos la herida estaba demasiado fresca, había temor, y racionalmente mucha gente prefirió intentar mirar hacia adelante. En el segundo había pasado mucho tiempo y había muchísima gente joven para la que éste no era un tema central”, explicó.
La derogación de la Ley de Caducidad, gracias a los 16 votos a favor del Frente Amplio (FA), frente a 15 en contra, uno de ellos del oficialismo, responde además a la decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que falló en febrero que el Estado uruguayo debía modificarla.
“Estamos condenados desde el punto de vista internacional por mantener esa ley. No es un problema sencillo. Es un dilema entre las decisiones que tomó nuestro pueblo y la decisión del Parlamento. A una parte de éste le parece que lo tiene que hacer”, señaló.
En la entrevista, Mujica subrayó su intención de mantenerse al margen de la decisión parlamentaria y recordó que “el Ejecutivo rehuyó meterse en esta discusión porque somos presidentes de la nación. De los que nos votaron y de los que no nos votaron. Dijimos desde el primer momento que queríamos construir unidad nacional”.
Remarcó también que no ejercerá el veto presidencial, pese a que “nos presionan para ello, pero nosotros ya habíamos declarado, cuando asumimos, que éramos contrarios”.
“Creo que el Parlamento tiene una enormidad de defectos, también una virtud trascendente. Es la cosa más representativa que tiene un país y por eso creo que el Ejecutivo no debe enmendarle la plana. Lo debe respetar, le guste o no”, indicó. El presidente reconoció haber mantenido conversaciones en los años noventa con militares retirados que quisieron dejar zanjado el problema de una futura derogación de la Ley, tal y como ahora ha ocurrido.
“Y tendremos que seguir conversando otras tantas veces. Yo le doy mucha importancia al factor militar. No son el motor de la historia, pero pueden ser la puerta que se abre y se cierra. Una democracia republicana debe cultivar la fidelidad de sus Fuerzas Armadas. Nunca se va a tener la fidelidad de aquellos a los que se desprecia”, explicó.
Para Mujica, “la herida que traemos del pasado hace que, subjetivamente, mucha gente de este país esté inculpando a los militares de hoy por los que lo eran ayer. Y esto es un error que cometemos para con el futuro”.
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