Paysandú, Sábado 23 de Abril de 2011

Un paso en la buena dirección

Opinion | 21 Abr Hace pocos días fue presentado por las autoridades universitarias, en acto protocolar, el avance de obra del edificio que contendrá el denominado Laboratorio Agroalimentario y Agroindustrial Litoral Norte, y donde se dictará desde 2012 la carrera de químico agrícola y ambiental, lo que representa globalmente una inversión de unos dos millones de dólares.
La presencia del rector Rodrigo Arocena y de otras autoridades universitarias, así como del ministro de Industria, Energía y Minería, Ing. Ernesto Kreimermann, dan la pauta de que tanto la Universidad como el gobierno atribuyen gran importancia a este emprendimiento educativo, que sin dudas se enmarca en intentos de descentralización para una educación terciaria que ha estado concentrada en la capital, donde incluso funcionan desde siempre las facultades del agro, es decir las de Veterinaria y Agronomía, en un contrasentido que solo se da en un país hipercentralizado como el Uruguay.
En este caso se han volcado casi un millón trescientos mil dólares en equipamiento tecnológico y unos 600.000 dólares en obras edilicias, con unos trescientos metros cuadrados, apuntando a dotarlo de una infraestructura que se centrará en la actividad de investigación que desarrollarán grupos académicos, al servicio de empresas agroindustriales y productores agrícolas del norte del país, con asesoramiento directo.
La investigación contará con la dirección de un grupo de docentes pero a la vez la expectativa es la de consagrar un polo de desarrollo en la Regional Norte de la Universidad, lo que por cierto es positivo dado los antecedentes de la enseñanza universitaria y los pasos hasta ahora muy tímidos que se han dado en materia de descentralización, lo que explica que prácticamente el setenta por ciento de los estudiantes universitarios sean montevideanos y que a la vez siga con marcado énfasis la tendencia de que la mayoría proviene de hogares medio altos y altos en materia de ingresos del núcleo familiar. El rector Arocena manifestó en el acto que se trata de un paso fundamental en el camino uruguayo al desarrollo, de la tendencia descentralizadora y de dar protagonismo a las sedes del Interior, en tanto otras autoridades universitarias también subrayaron el hecho de que la idea no es repicar lo que hace la Universidad en Montevideo sino que se están creando centros de excelencia educativa y de investigación de acuerdo a las necesidades de cada región.
Seguramente lo más destacado --además del hecho de que se trata de un emprendimiento universitario ubicado lejos de Montevideo, y en el ámbito de la Estación Experimental Dr. Mario A. Cassinoni, que es por cierto una abanderada de la investigación focalizada en apoyo a la producción agropecuaria--, parte de que también se dirige a atender una necesidad imperiosa, que es la incorporación de conocimiento aplicado en áreas estratégicas para un país de base esencialmente agropecuaria, donde se necesita investigación, tecnología, y sobre todo capacitación para atender la demanda de industrias que no cuentan con suficiente personal técnico para mejorar su desenvolvimiento.
Precisamente nuestra formación terciaria ha pecado además de un exceso de abstracción y oferta de carreras tradicionales –todas en Montevideo, por supuesto— con escasa adaptación a las necesidades del esquema productivo, de la misma forma que se ha funcionado con notorio déficit en la capacitación técnica de mano de obra especializada para sectores que han debido incorporar sus propios esquemas de formación sobre la marcha, como es el caso notorio de la forestal.
El titular de Industria destacó en este aspecto que el polo agroalimentario está dirigido a la formación de recursos humanos, “que la gente pueda tener una especialización tecnológica importante, en segundo lugar la investigación, que no es abstracta, está relacionada a las agroindustrias y le da valor, que puede ser por procesos o por productos de más alta consideración en el mercado”, además de investigación básica y aplicada y como tercer punto “el uso por parte de las industrias de las capacidades de control industrial, analíticas”.
En los hechos, se trata de contribuir a darle valor agregado a los productos primarios del país a través de la aplicación de tecnología, es decir potenciando las ventajas naturales para acceder al mercado internacional con excelencia y mejor competitividad, y --por supuesto-- con mayor reciclaje de recursos dentro de fronteras.
Es una apuesta válida, positiva para el país desde todo punto de vista, y por añadidura descentralizadora, por lo que es de esperar que estos emprendimientos terciarios en complementación con sectores productivos no resulten en un hecho aislado, sino en una acción descentralizadora y renovadora de una Universidad que tiene mucho en el debe con el Interior, pero que por lo menos en este caso ha estado en sintonía con las necesidades básicas del Uruguay productivo tan mentado en los discursos, pero demasiado corto en realizaciones.


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