Opinion | 23 Abr De acuerdo a lo manifestado por el ingeniero Lucas Facello, asesor municipal técnico en seguridad vial, en oportunidad de participar en el ciclo de charlas sobre seguridad vial que se desarrolla en Comepa, menos del 15 por ciento de los motociclistas usa casco protector los fines de semana y solo el 30 por ciento de los automovilistas utiliza el cinturón de seguridad en el mismo período.
Estos datos surgen de las encuestas realizadas por la Dirección Municipal de Tránsito en la capital sanducera, pero este año se extenderá también a Guichón, Quebracho, Tambores y el Eucalipto.
Según Facello, los días de semana ambos porcentajes son un poco mayores, lo que se explica por el hecho de que sábados y domingos generalmente sale a circular un público distinto al de todos los días, más joven y transgresor, en tren de “diversión” que hace caso omiso de las normas de tránsito y a la vez contribuye a que se incrementen seriamente los riesgos para terceros en las calles sanduceras.
Como bien lo manifestara el técnico, precisamente cuando hay menor porcentaje de cascos y cinturones de seguridad, es decir los fines de semana, es cuando se registra el mayor número de accidentes, y este es un aspecto que debe evaluarse en todo su significado, desde que indica que cuando hay mayor riesgo hay a la vez menos elementos de seguridad en uso.
Pero claro, ocurre que hay menos cascos y cinturones en juego precisamente porque quienes circulan corresponden a los conductores más desaprensivos y transgresores, que se adueñan de las calles de la ciudad los fines de semana, con un alto índice de accidentes y pérdidas materiales y en vidas humanas, donde además entra a tallar con fuerza otro grave factor de riesgo, como el consumo de alcohol.
Por lo tanto estamos ante un juego perverso de causa y consecuencia, que a la vez cuenta con el ingrediente insoslayable de la falta de conciencia y la desaprensión de los conductores, pero también con la contrapartida de la ausencia de controles adecuados, tanto en la disuasión como en la sanción por funcionarios de Tránsito y la Policía.
Y para eso no se necesita mucha encuesta, sino solo salir a la calle y ver una realidad imposible de disimular.