Opinion | 24 Abr Purificación, el lugar elegido por José Gervasio Artigas como sede de la Liga Federal, fue declarado Monumento Histórico de la Nación el 22 de abril de 2003, a través de una ley que establece la creación de un Parque Nacional en ese sitio. Sin embargo, ni durante la administración de los ex presidentes Jorge Batlle y Tabaré Vázquez, ni la actual de José Mujica, se ha dado cumplimiento a ese mandato legal.
A pesar de haber sido comprobada científicamente su existencia en campos de Paysandú, la capital del gobierno artiguista de 1815 sigue siendo la eterna olvidada. El artículo sexto de la Ley 17.631 ordena al Poder Ejecutivo la delimitación del predio declarado Monumento Histórico Nacional dentro de los padrones 4980 y 4983, pertenecientes a la estancia “El Hervidero”, y la creación de un Parque Nacional a efectos de que este sitio histórico pueda ser visitado. Sin embargo, el lugar no está librado al uso público porque el gobierno no lo ha expropiado ni tampoco se ha llegado a un acuerdo con sus propietarios para poder acceder.
Durante el último año, autoridades nacionales y locales han realizado declaraciones en las que resaltan la importancia histórica, patrimonial y turística del lugar, comprometiéndose en respaldar las negociaciones tendientes a lograr un acuerdo con el propietario. El intendente Bertil Bentos dijo durante el acto central del Encuentro con el Patriarca el año pasado en la Meseta, que su gobierno departamental está dispuesto a darle “una puesta a punto” al sitio histórico de Villa Purificación y, en una reciente visita a Paysandú, la presidenta de la Comisión Nacional de Patrimonio y subsecretaria del Ministerio de Educación y Cultura, María Simón, se manifestó afín a la idea de crear un sendero desde la Meseta hasta el lugar donde estuvo Villa Purificación y tener la posibilidad de acceder a él sin necesidad de expropiar grandes superficies. Sin embargo, en Paysandú, el lugar elegido por Artigas para establecer la capital de la Liga Federal, el reclamo del cumplimiento de esa ley parece haber perdido fuerza o resurge una vez al año, cuando se realiza el Encuentro con el Patriarca, para volver a olvidarse después.
En definitiva, ocho años después de la aprobación de la ley 17.631, nada ha cambiado con respecto a la situación de Purificación, que sigue siendo la eterna postergada en el marco de una deuda histórica con la memoria oriental que ni los gobiernos anteriores ni el actual han saldado, y que el gobierno departamental y las instituciones sanduceras no reclaman con la fuerza necesaria.