Paysandú, Miércoles 27 de Abril de 2011
Opinion | 20 Abr Un proyecto de ley del Frente Amplio propone permitir el cultivo personal de hasta ocho plantas de cannabis y el consumo personal de la marihuana, una droga hasta el momento prohibida en el país, pero que a partir de la aprobación de la norma legislativa podría ser de consumo libre. “Se entenderá como cantidad destinada al consumo personal, hasta 25 gramos de marihuana”, indica el proyecto de ley, del mismo partido que llevó adelante la más feroz y contundente campaña contra el tabaco en Uruguay, con la declaración de lugares libres de humo y la publicación en las cajillas de cigarrillos de desgarradoras fotos que exponen las consecuencias del fumar.
Es la misma coalición que provocó las iras de las más poderosas tabacaleras del mundo, con el presidente Tabaré Vázquez en primera línea. El consumo de marihuana, libre o no, no es saludable tampoco, eso es claro. De acuerdo a reportes médicos aumenta las posibilidades de padecer sicosis y esquizofrenia. Pero lo más paradójico es que fumada, puede producir cáncer, igual que el consumo de cigarrillo.
Entonces, por un lado se lucha --con certeza-- contra el consumo de tabaco, entre otras cosas porque genera enorme gasto en medicina al Estado. Pero, por otro, se pretende liberar el consumo de marihuana, que también produce cáncer.
El diputado Lacalle Pou también está de acuerdo con liberar el consumo de marihuana, pero su proyecto de ley no fue considerado por el Frente Amplio, que prefiere impulsar su propia norma.
El consumo y obviamente la plantación de cannabis comenzó a ser penalizada en gran parte del mundo a comienzos del siglo XX. Por entonces, el consumo de tabaco era generalizado y socialmente muy aceptado. Un siglo después, el tabaco es señalado como lo que es, silencioso asesino. Como contrapartida comenzamos a abrir la ventana legal para la marihuana, su plantación y consumo, más allá que el proyecto uruguayo prevé que “el ciudadano que produzca materia prima o sustancias a partir de la marihuana, que causen dependencia psíquica o física, será castigado con una pena de 20 meses de prisión a diez años de penitenciaría”, aludiendo a que de la cannabis puede obtenerse también hachis y quife.
Si dentro de unos años, por aquello de que la vida gira y gira sobre sí misma, el tabaco recobrara popularidad, es imposible saberlo. Pero sí hay que subrayar que este proyecto de ley tiene a favor la intención de terminar con el tráfico de marihuana e impulsar un consumo personal racional. Pero tiene como aspecto negativo claro, el hecho de que legaliza el consumo de una droga perjudicial para la salud, excepto cuando se utiliza con fines terapéuticos.
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