Opinion | 28 Abr Los tiempos en que se debía esperar por bornes y para llamar larga distancia había que hablar con la operadora han quedado muy lejos en la historia de las comunicaciones en Uruguay, aunque en realidad no han pasado más que 25 o 30 años.
Actualmente el teléfono fijo podría estar en camino a ser un objeto en extinción de similar forma en que se extinguieron las máquinas de escribir --las últimas 500 de Godrej and Boyce, una de las últimas fábricas que las producía, fueron puestas a la venta en estos días en India-- que paulatinamente han sido sustituidas por las computadoras. Lo cierto es que la cantidad de cómputos correspondientes a llamadas realizadas en 2010 con teléfonos fijos, disminuyó 11% con relación a la cifra alcanzada el año anterior. Según datos difundidos este martes por la Unidad Reguladora de Servicios de Comunicaciones (Ursec) también cayó el tráfico de la telefonía interurbana que pasó de 541 millones de minutos en 2009 a 499 millones el año pasado.
En el período considerado, también bajaron las llamadas de teléfonos fijos a móviles, pasando de 448 a 435 millones de minutos. En tanto, la comunicación entre servicios móviles alcanzó los 4.318 millones de minutos, siendo el crecimiento anual del orden del 23%. Por si acaso le interesa la cifra, el año pasado los uruguayos enviamos 5.250 millones de mensajes de texto, lo que hace un promedio de 1.590 mensajes por habitante por año, unos 132 SMS por mes.
Asimismo, desde el 2008, se importaron 3.695.005 teléfonos celulares y sólo en lo que va de 2011 llegaron al país 300.000 unidades.
Aunque en muchas casas existe y se lo usa, lo cierto es que estamos disminuyendo el uso de los teléfonos fijos y sustituyéndolos por la telefonía móvil y nuevos aparatos de comunicación inalámbrica que ya no solo sirven àra hablar sino que son pequeñas computadoras que permiten sacar fotos, navegar en Internet, escuchar música, compartir archivos y mirar videos, hacer cálculos aritméticos y enviar mensajes de texto entre otras funcionalidades que se extienden cada día. Y, no es menos cierto que la vida útil de estas nuevas tecnologías es mucho más corta y comienzan a plantearnos cuestiones ambientales, aunque por el momento la mayoría de los celulares que hemos cambiado en los últimos años esperen en algún cajón. Así, mientras los teléfonos fijos comienzan a ser casi un adorno, los móviles tienen también un aspecto problemático.