Paysandú, Jueves 05 de Mayo de 2011
Locales | 29 Abr Luis Ferreira atiende junto con su esposa un pequeño comercio en Merinos, a la vez que posee unas vacas lecheras y –según el mismo dice-- crió a sus tres hijos vendiendo leche. Tras comentar que “al cuarto día de haber nacido y de ser bautizado, me llevaron para la campaña”, explicó que “alambrar, tropear y ordeñar” fueron desde entonces sus actividades.
Es mecánico tornero y sabe de otros oficios, pero aseguró que su vida está en el campo y que el criollo ha perdido gran protagonismo en la campaña. Sostuvo que la producción de los cultivos modernos ha desplazado mucha mano de obra. “La mano de obra actual no es la misma que cuando yo era joven. Además, queda poca gente en el campo. La maquinaria ha suplantado al hombre. Un eucalipto tiene un ciclo mínimo de siete años para cortarlo. Luego viene una máquina y corta 750 árboles por día y lógicamente eso desplazó gran cantidad de mano de obra”.
Agregó no saber realmente si el peón de estancia nota lo que está pasando: “por lo pronto yo creo que necesita mejores salarios. Siempre tiene que haber un equilibrio entre el estanciero y el trabajador. En cierta forma todo eso ha mejorado, porque hay alojamiento para el personal, se contemplan las ocho horas laborales, aunque no todos la cumplen. No menores han sido los logros de los aportes al BPS. Yo desde gurí chico ando madrugando desde las tres de la mañana, trabajando 14 horas y no concibo que un peón de campo no tenga derecho a su desayuno de asado. Eso en muchas estancias ya no se ve más. Existen patrones que trabajan a la par del peón, pero la mayoría aparece una vez cada treinta días solo a pagar. Hay estancias que están pagando 260 pesos por día. ¿Quién puede vivir con esa plata? Imposible mantener a una familia”.
En cuanto al lugar donde vive, Ferreira dijo que “Merinos tuvo su furor. Contó con dos farmacias, tuvo tres médicos residentes. Pero eso ya forma parte del pasado. Los grandes capitales han invadido los campos y casi no hay espacio físico para los productores más pequeños. El Instituto de Colonización no existe. Yo hace treinta años que tengo las vacas en la calle y como yo hay una cantidad en similar situación”.
Ferreira fue presidente de la comisión de padres de la escuela 18 de Merinos. “Cuando se estaba plantando soja a cien metros del establecimiento escolar, logramos que se plantara a quinientos metros. Eso le sirvió de ejemplo a la gente de Guichón que está luchando por el medio ambiente. El primero que siente el impacto ambiental es el vecino rural, porque antes llegábamos a una cañada, tomábamos agua y no pasaba nada; ahora eso no se puede hacer”.
Sobre la sociedad rural, Ferreira dijo que “todavía se sigue conservando el valor de la palabra. Particularmente la gente vieja, porque todo sale de la familia, la enseñanza y los valores. Todo sale de la estructura familiar. El padre predica con el ejemplo y la maestra también. Por momentos estamos luchando solos contra el mundo, pero así son las cosas”.
Al hablar sobre el futuro, no dudó un instante en asegurar que “los gurises se van a seguir yendo. Uno de mis gurises ya se me fue para la ciudad y el más chico no quiso seguir estudiando. En la ciudad no pueden perder de vista que la producción sale del campo”.
Finalmente Ferreira nos deleitó con una de las tantas poesías de su autoría, que plasman su sentimiento por el campo.
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