Paysandú, Lunes 09 de Mayo de 2011
Nacionales | 09 May Como medida de protección frente a factores ambientales, los esqueletos hallados en Soriano (supuestamente pertenecientes a culturas prehispánicas) fueron conducidos desde el área del río San Salvador hacia la ciudad de Dolores. En el museo local se planifica el montaje de un laboratorio a fin de microexcavar los conjuntos óseos asentados en sus panes de tierra. Al mismo tiempo, se procede a la conformación de un equipo de expertos para el desarrollo de los estudios correspondientes.
El arqueólogo de la Intendencia de Soriano, Aparicio Arcaus, informó que los conjuntos óseos fueron trasladados desde el área de prospección arqueológica del río San Salvador, próxima a su desembocadura en el río Uruguay, y permanecen a resguardo en el museo “Lacán Guazú” de Dolores. Indicó que mientras un equipo de la Comisión de Patrimonio de la Nación continúa el relevamiento de la zona, se planifica la conformación de otro equipo, donde al menos uno de los integrantes sería antropólogo forense, el montaje de un laboratorio y los insumos necesarios para proceder a la microexcavación de los conjuntos óseos.
La microexcavación puede aportar evidencias orgánicas como polen, elementos de carbón, fibras vegetales e improntas que quedan en el sedimento. Estas se originan cuando se de-sintegran algunos huesos o los cueros asociados a determinado tipo de enterramiento, lo que provoca un cambio de color del sedimento. Ese procedimiento permitirá además investigar las piezas óseas y advertir patologías. Luego de la exhumación, las dos estructuras óseas, con sus respectivos panes de tierra, fueron conducidas en dos cajones con paredes metálicas recubiertas de yeso en su interior. El traslado con destino al museo se realizó en una embarcación que navegó hacia Dolores por el río San Salvador. Arcaus justificó la acción en el entendido de que los panes de tierra que contenían los conjuntos óseos, se encontraban sobre la superficie y era necesario protegerlos de factores ambientales. “De lo contrario, el daño que iba a sufrir el material iba a resultar irreversible”, sostuvo. Uno de los casos constituye lo que se denomina enterramiento primario. Ello significa que el individuo fue colocado en la tumba tal cual murió. Estos restos mortuorios, en particular, presentaban un ajuar funerario consistente en una boleadora y un pequeño dije de cerámica, lo que permite inferir a los expertos de que se trató de un enterramiento prehispánico. El otro caso es un enterramiento secundario, donde los huesos fueron acondicionados de manera intencional y particular, una vez que el individuo falleció. El cráneo se dispuso en el centro del conjunto y a ambos lados los huesos largos.
La microexcavación también permitirá advertir la disposición completa del paquete funerario aunque, en este caso, no se puede aseverar que se trata de un enterramiento indígena o de la época hispánica. Lo que sí resulta claro es que ambos enterramientos pertenecen a distintas culturas. El arqueólogo señaló que no puede aseverar que los restos de cerámica encontrada alrededor de los enterramientos se corresponden con éstos.
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