COMPROMISO INTELECTUAL 2010

Locales | 08 May En el marco del Compromiso Intelectual 2010 desde la perspectiva del Bicentenario, la Asociación Filosófica del Uruguay organizó la Internacional del Conocimiento, que se desarrolló en varios departamentos entre el 28 de abril y el 4 de mayo. En la Sala 1º de Julio de EL TELEGRAFO se llevó a cabo un seminario para docentes y estudiantes de grado de distintas disciplinas, cuyo disertante fue el pensador, filósofo y ensayista chileno Eduardo Devés Valdez.
Doctor en filosofía y responsable de varios proyectos de investigación, el visitante llegó a Paysandú en el contexto de lo que denominó “un viaje intelectual” por varias ciudades de Sudamérica.
Luego de presentarse en la Universidad de la República y en el Instituto de Profesores Artigas, Devés Valdez disertó ante docentes sanduceros basándose en dos grandes aspectos, ya que –explicó—“nos encontramos en un momento clave” como el Bicentenario del proceso independentista, lo que exige “una evaluación de lo que ha ocurrido con América Latina durante este tiempo”, periodo que –opinó-- no dejó demasiados motivos para enorgullecerse.
“Tenemos que pensar qué queremos hacer para el futuro, cómo enfrentar mejor la situación, porque hasta el momento no han sido dos siglos de éxitos”, expresó el visitante, quien obtuvo un post doctorado en la Universidad de Lovaina, Bélgica. Entiende que nuestros países deben enfrentar el futuro con una premisa fundamental: “mejorar el nivel del conocimiento en todos los aspectos”, así como “las profesiones, la educación, la investigación, la ciencia y la tecnología”, porque de esto “depende el futuro en la sociedad del conocimiento” y el mejoramiento en todas las áreas, para lo cual es necesaria la conformación de redes.
“Para esto es clave que logremos formar redes internacionales, con gente --en primer lugar-- de los países vecinos y luego con toda América Latina, apostando a que solo es posible el mejoramiento del conocimiento cuando hay más densidad, más sinergia, más actividad en conjunto”, añadió.
Crecimiento lento
Respecto a la situación de estancamiento en el área del conocimiento, Devés Valdez opinó que en este aspecto América Latina siempre creció, pero los demás países “lo hicieron mucho más rápido que nosotros”. En un mundo regido por la competencia, esta circunstancia, que obedece a diversas causas, se tradujo en elevados niveles de pobreza y baja expectativa de vida, así como problemas de salubridad y escasez de servicios. La solución –insistió—radica en “alcanzar un nivel de conocimiento, de profundización, de educación, que permita superar” esta problemática.
“Estamos mejor que hace 200, 100 años, pero podríamos estar mucho mejor”, subrayó, en tanto recordó que países que hace 150 años eran menos desarrollados que Uruguay, hoy lo han superado, incluso consiguiendo mayor justicia social.
El filósofo admitió que la denominada “fuga de cerebros” repercute en los niveles de desarrollo en nuestros países, pero recordó que estas personas –aun altamente calificadas—“no obtuvieron un Premio Nobel afuera” y por tanto “no eran tampoco tan genios”, lo que en cierta medida pone en duda el verdadero nivel de educación que adquirieron en sus países de origen.
No obstante, opinó que este proceso de emigración puede revertirse mediante el mejoramiento de las condiciones laborales y “haciendo muchos planes para que esa gente pueda venir durante un mes al año a sus países de origen –dos semanas--, para dar cursos y seminarios”.
Jóvenes y educación
Contrariamente a lo que sostienen algunos analistas, Devés Valdez entiende que los jóvenes latinoamericanos siguen viendo en los estudios “un camino válido” de desarrollo personal y económico, ya que “hoy día hay más jóvenes que acceden a la educación superior”.
“Lo que sí creo es que, en muchas oportunidades, esa juventud no cree que eso le pueda resultar viable en su propio país. Incluso tratarán de emigrar o estudiar allá (en el exterior), buscando países que les ofrezcan mayores posibilidades”, afirmó.
En Uruguay el filósofo chileno encabezó varios seminarios y –aseguró—percibió en los docentes y profesionales uruguayos el “afán de pensar sobre América Latina y sobre el país”, así como la voluntad de establecer intercambios con sus pares de la región.
“Hay inquietud por participar de un proceso de integración intelectual latinoamericana”, agregó, en tanto reivindicó la visión de José Enrique Rodó respecto a “la unión intelectual de nuestra región”, con “mayor confluencia y unidad de la intelectualidad de nuestros pueblos”.