Paysandú, Miércoles 11 de Mayo de 2011

OPINIONES

RECIBIMOS Y PUBLICAMOS

Locales | 08 May Ciertamente el perro, sin dudas “el mejor amigo del hombre”, se ha transformado en un problema no solo en la sociedad uruguaya en general, y sanducera en particular, sino también en la campaña, sobre todo para quienes todavía no damos el brazo a torcer y nos negamos a aceptar el mensaje implícito (pero no por ello menos cómplice) de diferentes instituciones referido a la prácticamente imposibilidad de criar ovejas cerca de centros poblados porque ya sea por perros, abigeato u otras causas se hace una tarea algo temeraria pese al excelente momento del rubro y al papel que podría jugar en establecimientos de pequeña escala. En el caso de los robos de ganado, que de eso se trata el abigeato, que prácticamente se producen a diario en cualquier establecimiento del país, no hay quien le ponga coto: la policía aduce no tener recursos y, más grave aún, falta de apoyo en un sistema judicial lento y “pensado” para un Uruguay que hace tiempo no existe.
El tema de los perros en la ciudad ya no sólo es un problema de higiene. Alcanza con ver el desparramo de basura que ocasionan en cualquier barrio de la ciudad, particularmente en zonas más pobres y pobladas donde, paradójicamente, es menor la frecuencia de recolección de residuos y mayor la concentración de perros vagabundos que de ella se alimentan y así proliferan. Ya ni siquiera estamos pensando en el todavía tristemente célebre quiste hidático, sino en los accidentes, mucho de los cuales no se denuncian, porque los perros que los producen no tienen dueños o éstos no aparecen, ni asumen su responsabilidad. Y el más castigado es siempre el más pobre, que es quien se desplaza en moto o bicicleta, teniendo que recurrir a miles de piruetas para evitar ser atropellado o mordido por estos animales (amén de, a la vez, esquivar los pozos, cuidarse de las esquinas con “arenita” en calles mal iluminadas, etc., etc.).
En la campaña, los daños que produce una perrada que visita (normalmente de noche) una majada son nefastos, conforme estos animales no ingresan a comer, sino a hacer destrozos. Es sumamente desalentador el sentimiento que genera ver 20, 30 o más ovejas mordidas en diferentes zonas de su cuerpo, que en la inmensa mayoría de los casos deben ser sacrificadas porque la mordedura de perro, para aquellos que no lo saben, resulta prácticamente imposible de controlar por la infección que normalmente produce. Cuando estos ataques se producen, como también ocurre con frecuencia, en la Estación Experimental de la Facultad de Agronomía (prácticamente frente del Destacamento Policial de La lata) pues, al daño económico se suman pérdidas de años y años de inversión intelectual y financiera de la Universidad de la República y de sus funcionarios, que de alguna u otra forma toda la sociedad financia.
En este punto, ya ni siquiera es desidia lo que hay, sino un vacío legal. No existe institución que se responsabilice de tales actos de salvajismo. Cuando uno recurre a la Policía, ésta señala que nada puede hacer al respecto y salud pública solo ha intentado contrarrestar el tema del quiste hidático, loable por cierto, pero no suficiente para los problemas señalados. Las medidas instrumentadas para castrar en forma gratuita perros son necesarias, pero no suficientes. Lamentablemente ya no se puede apostar a la colaboración de la sociedad, es necesario que quienes tienen la potestad para actuar lo hagan, de lo contrario y como en tantos otros temas que aquejan a la ciudad, a diferencia de lo que ocurre en las películas, el mal termina triunfando. ¿Hay soluciones? Sí, aunque no son simpáticas y seguramente van a recibir la desaprobación de instituciones vinculadas a las sociedades protectoras que a la hora de defender los derechos de los animales están en primera fila, pero parecen ajenas a los gravísimos daños que esos mismos animales le infligen a toda la sociedad. La pregunta es ¿hasta cuándo? Gianni Bianchi

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SOLICITADA
El 22 de abril mi hija sufrió un accidente de tránsito, no tengo palabras para expresar la forma en que fue atendida desde el momento del accidente, Gelves el chofer de Copay y el ciclista del cual no tengo su identidad; el chofer levantó al pequeño Mateo. Gracias a Amarillo el muchacho que levantó a la nena en la ambulancia del Hospital o la previsora, no los sé y su compañero, Dios los bendiga. Ni que decir del trato y la asistencia en el hospital en la emergencia.
Gracias a Dios y a la Virgen, estuvo en unas manos santas, brillante de una profesionalidad absoluta, por algo su cargo de forense, la Dra. Rosa López y también el Dr. Berón que si no me equivoco es de Montevideo, el portero que quizá enojado por que en algún momento no se puede entrar, le pregunté su nombre, era nada más que para agradecerle por su responsabilidad en el servicio. El Pucho, ese ángel bueno que estaba puesto por la mano de Dios para darle ánimo y confianza porque lo conocemos. Todo el personal nos atendió en forma maravillosa, y no crean que era el único accidente porque había varias situaciones muy especiales y riesgosas.
La doctora con su capacidad y su carácter manejaba todas en forma eficiente.
De ninguna manera puedo dejar de hablar del personal de Radio Patrulla, el Rancho Álvarez e Ibañez, yo los admiro, una amabilidad y con una forma especial para calmar y tratar de tranquilizar la situación, los agentes de la Tercera que le entregaron la moto en el domicilio a mi hija, Dios los bendiga y a sus familias. Y ni que hablar del Sr. jefe de Policía Roque Arámbula como es común en él, respondió a mi llamado con toda su comprensión.
Juan Pablo Segundo derrama tus bendiciones sobre todos los que de una manera u otra forma estuvieron presentes.
La mamá de María Auxiliadora. 3.536.179-0 María Porchetto.

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ESCUELA 88 ESPECIAL, REFLEJOS DE UNA REALIDAD
El principal objetivo que me lleva a escribir estas líneas son los niños que concurren a la Escuela 88 (Especial). ¿Por qué? Sencillamente porque es mucho lo que se habla acerca de las “escuelas especiales” pero es muy poco lo que se conoce de ellas; de su entorno, de la educación que se imparte a los niños con capacidades diferentes (porque de ellos se trata), del respeto, del cariño y de la contención que se les dispensa y que muchos nuestros y ajenos- simplemente desconocen. Quiero referirme también al sacrificio que significa para los padres enviar regularmente a clase a sus hijos con las carencias que deben afrontar cotidianamente, sumado al esfuerzo por llevar adelante sus propósitos.
Debo destacar no obstante el apoyo generoso, solidario y anónimo de aquellos seres que como tales nos hacen llegar su ayuda y nos brindan su espontáneo respaldo. Aunque no son muchos -lamentablemente- quienes forman parte de esta lista. Y somos conscientes asimismo de que no es solamente nuestra Escuela 88 (Especial) la que debe afrontar estas vicisitudes, aunque en esta escuela la situación pega más fuerte...
Reflexiones aparte la lucha debe continuar y aquí quiero hacer hincapié en la gestión de mis compañeros de Comisión Fomento. Todos por igual cada uno en su medida aportan cuanto pueden en trabajo, en especies, en cariño, en amor, en respeto y en afecto hacia ellos, nuestros niños. El esfuerzo parece no alcanzar, pero seguiremos hasta que aclare.
Particularmente no me preocupan los soberbios o los que dicen ser los dueños de la verdad. Los emplazo a que vengan a trabajar con nosotros y después de “hervir la grasa, veremos los chicharrones que quedan”. Mis compañeros de comisión fomento, directora, maestros, personal no docente, auxiliares de servicio, padres, vecinos, amigos y toda la Comunidad Educativa, seguirán siendo siempre objeto permanente de mi preocupación y gratitud eterna.
Nunca despertarán mi interés los timoratos, los indecisos o los que dicen ser los dueños de la verdad. Yo seguiré siempre junto a aquellos que con sus errores, sus aciertos, sus defectos y sus virtudes, han estado y siguen estando junto a nosotros en las buenas y en las otras. Finalmente me permito recordarles que el 30 de agosto de 2012, nuestra Escuela 88 (Especial) festejará su primer cincuentenario y que quien esto escribe, cumplirá sus treinta años ininterrumpidos como un simple colaborador comprometido con todo aquello que tiene que ver con la escuela y la comisión fomento, la que mucho me honro en integrar. Por supuesto que éste no es el final de esta historia ni mucho menos. Seguramente aparecerán otros seres como nosotros y aún mejores que continuarán con esta obra y allí trataremos de estar hasta que nos den las fuerzas.
Debo decir finalmente que a mí, en lo personal, esta escuela me ha ganado el corazón.
Ernesto Pauletti Lancieri. C.I. 2646557-5


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