Paysandú, Miércoles 11 de Mayo de 2011
Opinion | 09 May Pese a que aumentó sensiblemente el Producto Bruto Interno (PBI) el año pasado, es decir el producido del país por la venta de bienes y servicios, la presión tributaria siguió incrementándose en el período, lo que no es poco decir, desde que pone de relieve la voracidad del Estado en cuanto a su demanda de recursos de los sectores reales de la economía.
De ello se da cuenta a través de un estudio de los tributaristas del Estudio Ferrere, del que surge que proyectando un paralelismo entre lo producido y los impuestos correspondientes, toda la riqueza que los uruguayos hayan generado desde el 1° de enero y hasta el 17 de mayo de este año irá destinada al pago de tributos, contribuciones, aportes y tarifas, lo que implica que deberán trabajar cuatro días más que el año pasado.
“El año pasado la sociedad uruguaya había trabajado hasta el 13 de mayo para pagar la cuenta de impuestos del Estado. Esto significa que los uruguayos deberemos trabajar cuatro días más que el año pasado y 12 días más que en 2009 para alcanzar nuestro ‘Día Libre de Impuestos’”, sostienen los tributaristas del estudio Ferrere, Gianni Gutiérrez y Alberto Varela, en un trabajo al que accedió el diario capitalino El País.
En base a estas comparaciones, se mide la relación entre la riqueza generada en un año y el total de impuestos pagados. Así, en 2010, la presión tributaria alcanzó a 37,5% del Producto Interno Neto (PIN), lo que equivale a que los uruguayos deben trabajar más de un tercio del año para pagar todos los tributos, es decir 137 días.
Uno de los autores del estudio, Alberto Varela, comentó que “es una presión tributaria que subió respecto de una economía que se comportó de forma excelente y que fue sorprendente para propios y extraños”.
Y si bien la recaudación de la Dirección General Impositiva (DGI) creció 7% el año pasado, eso fue menos que el Producto Bruto Interno (PBI) --que creció 8,5% en 2010-- y “este descenso proporcional de la recaudación habría hecho retroceder un día al ‘Día Libre de Impuestos’ uruguayo”, afirman Gutiérrez y Varela, al mencionar lo que internacionalmente ha sido instituido como el día del año a partir del cual los trabajadores y los empresarios producen para sí luego de cumplir sus obligaciones con el Estado.
En esta oportunidad el hecho de tener que emplear cuatro días más para aportar al Estado se debe fundamentalmente a que a los uruguayos nos han sido aplicadas sobretarifas por entes monopólicos del Estado, particularmente UTE y Antel, los que naturalmente no enfrentan competencia y por lo tanto pueden ser ineficientes y trasladarle estos costos adicionales a los clientes cautivos sin ningún problema.
“El crecimiento de cuatro días se debe -casi totalmente-- al incremento en las ganancias obtenidas por las empresas públicas monopólicas y por ende al dinero vertido por estas empresas a Rentas Generales en el 2010”, agregan Gutiérrez y Varela, para acotar que entre las que más ganaron el año pasado están UTE, que se benefició de la buena hidraulicidad, y la telefónica Antel”.
“El método utilizado parte de la ficción de que la sociedad comienza a trabajar desde el 1° enero exclusivamente para pagar impuestos. Cuando la sociedad generó el dinero necesario para pagar todos los impuestos de ese año, llegó al ‘Día Libre de Impuestos’”, explican los analistas.
Como “impuestos” se toman todos los tributos recaudados por la DGI, la Dirección Nacional de Aduanas, aportes a la seguridad social recaudados por el Banco de Previsión Social (BPS) y las cajas paraestatales, los tributos municipales (contribución inmobiliaria y patente) y el superávit que transfieren a Rentas Generales las empresas públicas monopólicas.
Esto último es así porque “el método asimila los ‘precios’ públicos monopólicos a los impuestos, debido a que el consumidor no tiene otra opción que contratar el servicio y aceptar el precio que se le impone”, señala el informe.
De todas formas, esta relación no es igual para todos los uruguayos, y hay quienes pagan mucho, bastante, poco o casi nada, puesto que por ejemplo las franjas de la población de menores ingresos, por el contrario reciben dinero del Estado en lugar de aportarle. Esto significa que en realidad los que realmente aportan, están disponiendo de “más días” productivos que lo que marca esta medición. Pero como bien señalan Varela y Gutiérrez, el hecho de si trabajar hasta el 17 de mayo para pagar tributos es mucho o poco, “depende de lo que el contribuyente perciba que le devuelve el Estado como contrapartida de los impuestos que paga”, y como este aspecto es muy subjetivo, para muchos pagar tantos impuestos como un país del primer mundo en Uruguay puede parecer adecuado, mientras otros tantos considerarán que sería adecuado si tuviésemos una contraprestación similar a la que brindan esos países.
Para nuestro parecer, este es precisamente el punto a considerar, pues no existe equilibrio entre lo que se paga y lo que retorna al ciudadano.
Por eso coincidimos con el presidente, José Mujica, al señalar que es imperioso reformar el Estado; para hacerlo más ágil y eficiente, que esté al servicio del ciudadano en lugar de actuar como lastre, y que a su vez cueste lo menos posible para todos, no solo para las franjas de los que tienen menos. Porque para distribuir la riqueza, primero hay que generala.
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