Opinion | 05 May El gobierno nacional ha instalado, junto con el Congreso Nacional de Intendentes, una comisión cuyo objetivo es el establecimiento de un sistema de patente única nacional a partir del primer día del año próximo.
El trabajo de la comisión no es sencillo: debe asegurarse de erradicar para siempre la popularmente denominada “guerra de las patentes”, un viejo enfrentamiento entre las intendencias por el precio del tributo de patente de rodados que aplican a los autos empadronados en cada departamento.
Actualmente existen costos muy dispares de un departamento a otro, así como personas que empadronan vehículos en departamentos que no son su lugar de residencia, atraídos por los costos más baratos del tributo que ofrecen otras intendencias.
Intentos de este tipo ya han habido varios, desde el histórico de Paso San Severino en el año 1995, que unificó los criterios para el cobro del tributo en las intendencias, aunque Flores quedó fuera del mismo y la existencia de otras diferencias llevó a que paulatinamente el resto de las intendencias fueran saliéndose del pacto y varias buscaran la forma de atraer vehículos de otros departamentos para empadronar.
El gobierno nacional también está tomando sus recaudos para que esto no vuelva a suceder y, por esa razón, ató la posibilidad de apoyo económico para el alumbrado público --un viejo reclamo de las intendencias-- a la existencia y respeto del acuerdo al que se pretende llegar ahora en el tema patentes. A la vez, también comprometió subvenciones para las intendencias que se vean perjudicadas por un acuerdo de patente nacional única.
Las declaraciones realizadas por el prosecretario de la Presidencia, Diego Cánepa, dejan entrever que el Ejecutivo se está jugando todas las fichas a este acuerdo y, a la vez, sería la última oportunidad que tienen las intendencias para recibir apoyo del gobierno nacional para solucionar este tema. “Es ahora o nunca”, dijo el jerarca al referirse al tema y mostrarse preocupado porque se llegó “al límite impensado de cobrarle a un mismo auto --en modelo y año-- patentes distintas dentro de una misma intendencia”, al tiempo que aseguró que que este asunto ha llegado “a un nivel demencial”. Razón tiene, a juzgar por el ejemplo que puso, aunque prefirió reservarse qué intendencia llegó a tal extremo. Por lo demás, es de esperar que de una vez por todas se encuentre una solución a este asunto que no hace más que mostrar la incapacidad de nuestros gobernantes para zanjar un tema doméstico que, por lo viejo y manido, nos deja mal parados ante el mundo.