Locales | 18 May Ante su inclusión en el Convenio de Estocolmo, varias asociaciones argentinas están reclamando que se prohíba terminantemente el uso de Endosulfán y Glifosato como plaguicidas en los cultivos en la vecina orilla, sobre todo en la soja, por su carácter contaminante.
El Endosulfán es un insecticida tóxico, persistente, bioacumulable, con potencial para contaminar grandes distancias. Dadas sus características altamente riesgosas para la salud humana y ambiental, la Unión Europea --después de la revisión por el Comité especializado-- aprobó el 29 de abril de 2011 su inclusión en el Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes (COPs), acuerdo internacional que evalúa a nivel mundial los productos tóxicos para la salud humana, después de analizar su perfil de riesgo y el informe de gestión del riesgo, es decir su inclusión en el Anexo A del Convenio.
Actualmente más de 73 países han prohibido el uso del Endosulfán o fijado fecha límite para cancelar su registro, incluida la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá. En América Latina y el Caribe se encuentra prohibido en Santa Lucía, Belice, Colombia, en tanto en 2009 Venezuela le canceló el registro para cualquier uso agrícola, y Jamaica lo ha prohibido en el 2010 al igual que Paraguay. En Brasil, ante la recomendación de la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) se ha establecido fecha límite para su uso el 2013.
Tras la reunión del Convenio de Estocolmo, los países miembro consensuaron la incorporación del Endosulfán a la lista de sustancias prohibidas. De aquí en más deben consensuarse los plazos para la eliminación de este producto fitosanitario y una metodología para su exterminación dentro del mercado. En la Argentina, la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas celebró la decisión y reclama que las autoridades argentinas “de inmediato asuman su responsabilidad en la aplicación inmediata de lo establecido en Ginebra”.