Paysandú, Jueves 19 de Mayo de 2011
Locales | 14 May El conflicto entre la empresa constructora Río de la Plata, encargada de la construcción del local de la Escuela 58 de Pueblo Esperanza, y sus empleados, parecía estar a punto de solucionarse luego de la solicitud de amparo presentada por los representantes legales de la firma. Sin embargo, el caso tuvo un giro inesperado cuando –según el testimonio de uno de los trabajadores-- uno de los directores de la constructora ingresó a la obra ocupada y golpeó a uno de los trabajadores. Mientras la acción de amparo continúa en curso, el incidente es investigado en la órbita de la Justicia Penal.
El abogado copatrocinante de los empleados, Milton Hermín, declaró a EL TELEGRAFO que a la extensa audiencia del miércoles concurrieron todos los obreros que representa, así como Martín Alberti (abogado del Sunca) y Silva, además de representantes de la firma constructora asesorados por Dávila Collazo y Borges, en tanto en representación de la ANEP acudió la doctora Centurión. Tras esta instancia, el juez intentó abrir la negociación por todos los medios y conciliar a las partes. Luego de tomar declaraciones, el magistrado ordenó el diligenciamiento de las pruebas ofrecidas y las partes se comprometieron a destrabar el conflicto. Para esto se acordó la concreción de una reunión entre los representantes del Sunca y de la empresa, para intentar llegar una solución cuya base sería analizar la incorporación de un nuevo capataz sin perjuicio de preservar la fuente de trabajo de quien ya desempeña esa función. Se resolvió entonces conceder una prórroga hasta el martes 17, cuando se desarrollará una nueva instancia civil.
Agresión
Sobre las 17 del jueves --a menos de 24 horas de concretada la audiencia-- cuando ya estaba corriendo el plazo de prórroga y el abogado de la empresa se había reunido con doctor Martín Alberti para manejar distintas alternativas a la propuesta, ocurrió un hecho imprevisto. Según indicó Damián Gallardo, delegado de la obra, “cuando se encontraba el compañero Jorge Gallardo” en donde se encuentra el edificio en construcción “Ramón Cerviño (representante de la sociedad anónima de la constructora) había entrado por el terreno de un vecino y estaba dentro de la obra”. Según el delegado, el empleado le habría pedido en buenos términos que se retirara, pero haciendo caso omiso el hombre filmó la construcción y fotografió tanto la obra como al obrero, quien volvió a solicitarle que se retirara. Cerviño –añadió Gallardo-- “manoteó una tabla y le pegó un tablazo en la cabeza, lo que le originó un tajo bastante profundo, a lo que el obrero optó por defenderse”. Agregó que luego se dirigieron a la Seccional Cuarta y radicaron la denuncia, aunque no hay testigos del episodio.
Milton Hermín explicó que cuando una propiedad está ocupada por empleados nadie puede ingresar. “Se hace una ocupación para evitar el ingreso de personas, no puede ingresar personal, ni los capataces, ni los serenos, ni tampoco los directores. Ellos no son los propietarios de la obra sino la empresa constructora porque la propietaria de la obra es ANEP. Nadie puede ingresar y menos en esas condiciones, sin consentimiento de los trabajadores, a sabiendas de que está ocupada”. El juez penal Pablo Dalera resolvió el emplazamiento de los involucrados.
Sin garantías
El gremio de la construcción, según Hermín, no pretende el despido del capataz puesto que como gremio está para coartar las posibilidades laborales de nadie sino simplemente que la empresa ofrezca garantías a los trabajadores en su integridad física. “Ya habían sido amenazados, se hizo la denuncia, no se tomaron las medidas por parte de la empresa y se cumplieron las amenazas en la persona del dueño de la empresa”, finalizó.
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