Opinion | 17 May En Montevideo se aplican unas 1.000 multas por mes por problemas de accesibilidad y la Intendencia recibe unas 10 denuncias por semana por este tema que afecta la movilidad de personas con discapacidad, así como quienes sin llegar a tenerla están en una condición de movilidad limitada.
La mayoría de las multas se aplican a construcciones que no cumplen con la reglamentación u obras en la vía pública que constituyen un obstáculo.
El asunto es que cualquier persona, sin importar su condición física, ya sea el más ágil y saludable de los ciudadanos así como quien está en una silla de ruedas, debe usar muletas o bastón, tiene el derecho a circular sin complicaciones.
En declaraciones a Últimas Noticias, el director de la Secretaría de Discapacidad de la Intendencia capitalina dijo que se seguirán reglamentando otras situaciones para salvaguardar ese derecho y que en Montevideo hay poco más de 200.000 personas con distinto tipo de discapacidad.
Por eso, en los próximos meses quienes organicen espectáculos públicos deberán contar con todas las garantías para que cualquier tipo de espectador pueda concurrir a ellos.
Desde 2009 las nuevas construcciones están obligadas a ser accesibles. Con respecto a los viejos edificios, en breve comenzarán a ser convocados sus propietarios para efectuar obras que les permitan ser accesibles. Reconoció que muchos edificios públicos también están en falta y la idea es que comiencen a introducir modificaciones para atender la realidad de todos sus usuarios, incluidos los que padecen alguna discapacidad.
En definitiva, de lo que se trata es que nuestras ciudades sean más accesibles. Aquí en Paysandú seguramente existe un mayor rezago en normativas que en Montevideo y por eso es que existen serios problemas de accesibilidad a muchos edificios públicos y privados de uso público.
Sin embargo, no se trata exclusivamente de un tema de normas sino también de conciencia. Y en ese sentido, todos los ciudadanos estamos llamados a jugar un rol importante para llamar la atención sobre este tema, ejercer la presión ciudadana necesaria para que se introduzcan cambios y colaborar en el respeto de los derechos ajenos.
La posibilidad de circular por la ciudad y hacer uso de sus lugares públicos y sitios de interés recreativo y cultural debería ser posible para todos. No siempre lo es. Y habrá que trabajar para que eso cambie.