PAYSANDÚ INTERIOR

Locales | 27 May Sonriente, amable y simpática. Así podríamos definir a esta mujer rural, quien accedió a relatar parte de sus vivencias en la campaña sanducera.
Mirta Campos (53) es auxiliar de servicio en la Escuela 64 de Pueblo Soto. Hace 29 años que trabaja en el establecimiento, en tanto nació y se crió en el casco viejo del centro poblado. Madre de tres hijos, recordó los tiempos de la niñez, cuando –según le contaron-- había mucho trabajo. “Hoy la realidad es otra y hay que salir a otros campos para obtener un trabajo estable o viajar a la ciudad para emplearse en alguna fábrica”, comentó.
En cuanto al ritmo de vida en el campo, dijo que “hoy la vida por estos lugares es tranquila”, en tanto aseguró que “no cambiaría por nada” a su querido pueblo Soto.
Actualmente Campos vive en una casa del complejo Mevir. “La verdad que acá es todo muy tranquilo. Me encanta y no lo cambio por nada. El haber accedido a la casa en el complejo Mevir me significó mucha cosa, porque es tener lo de uno. No es un hecho menor la casa propia, brinda seguridad, contención, abrigo. La verdad es que se luchó mucho para que fuera realidad. El complejo Mevir significó mucho para los pobladores de esta zona”.
Al referir a su relación con los niños de la escuela, Campos sonrió por unos segundos y dijo que los gurises “son inquietos, pero poniendo límites todo marcha bien y en buena armonía”.
En el comedor, durante la semana, la dieta es variada. El servicio incluye almuerzo y postre. “Ahora, con las bajas temperaturas y para que los gurises tengan más calorías, los lunes podemos preparar un guiso y el martes estofado. Por estos días básicamente platos calientes”, sostuvo Mirta.