Paysandú, Viernes 03 de Junio de 2011
Locales | 27 May Para muchos habitantes de la zona rural, permanecer en “el pago” no siempre tiene una explicación lógica. Quedarse en el terruño, venciendo ciertos obstáculos e intentar frenar el éxodo de los más jóvenes, ha sido la premisa de un grupo de vecinos que, en 2002, apostó a la construcción de un nuevo complejo habitacional en la zona de Soto.
Álvaro Dos Santos (42), fue el impulsor de un nuevo complejo Mevir en el casco viejo del centro poblado. De espíritu emprendedor, Dos Santos se animó a trabajar en pos de hacer sus sueños realidad.
“Los jóvenes se estaban yendo del pueblo y eso provocaba angustia a los que quedábamos. Al no haber posibilidades de tener casa propia, se iban para otros pueblos vecinos, como de hecho ocurrió con algunos que se fueron para Gallinal. Por suerte eso se frenó y para uno ha significado algo muy importante, porque mis raíces están acá y tendría que pasar algo inesperado para que me fuera para otro lugar”, afirmó este vecino.
Respecto a las edades de los beneficiarios, Dos Santos dijo que “hoy por suerte la gente está bastante mezclada en las edades y hay cierto equilibrio entre los jóvenes, adultos y adultos mayores. Lo cierto es que fue un proceso que nos desgastó mucho. Encaramos un trabajo muy duro y la espera fue bastante larga. Fue bravo, porque tuvimos que convocar a los vecinos, juntar las firmas, con el agregado de que la primera vez rechazaron la solicitud. Fue un camino de diez años de espera hasta que pudimos lograrlo”.
“Creo que el enorme esfuerzo valió la pena, porque no nos fuimos del lugar. La gente en la ciudad no imagina lo que significa para todos nosotros poder proyectar nuestras familias acá, que los gurises se críen junto a sus familias y vayan a la misma escuela que fueron sus padres. El desarraigo es tremendo, pero gracias a Dios nos pudimos quedar en nuestro lugar. En una oportunidad nos habían invitado para integrarnos a un programa de Mevir en pueblo Gallinal, cuando se hizo un plan en ese pueblo. Siempre tuve la idea de mantenernos por acá nomás”.
En Soto, la mayoría de los pobladores trabaja en las empresas citrícolas que operan en la zona, como así también en las forestales, en tanto los chacreros siguen apostando a las pequeñas producciones de maní y boniatos. Hoy en pueblo Soto viven unas 200 personas, entre niños y mayores. Mantiene la particularidad de contar con más de diez camposantos, ya que no posee cementerio.
Las cosas han cambiado y mejorado considerablemente, aunque los vecinos del casco viejo han tenido algunas dificultades con el agua, situación que esperan resolver a la brevedad.
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