Paysandú, Viernes 03 de Junio de 2011

OPINIONES

Solicitadas

Locales | 29 May Bonanza, Violencia, Bienestar... y Comepa
Es indiscutible que el poder adquisitivo de los uruguayos ha mejorado en forma significativa, aumenta las venta de automóviles, televisores plasma, LCD u otros modelos nuevos, se venden celulares de más de U$S 300 como pan caliente y podemos seguir la lista.
Los fines de semana es difícil encontrar lugares para cenar afuera y este verano muchos más uruguayos nos mezclamos con argentinos y brasileños en las playas del Este; otros muchos pasan sus vacaciones en el exterior.
También es indiscutible el aumento de la violencia, no solo de la que se ocupa la prensa, la de los niños y jóvenes a los que ahora queremos meter presos cada vez antes, en cárceles ya atestadas (deberíamos preguntarnos qué vamos a hacer cuando los suelten), también la violencia doméstica y la violencia diaria que nos hace reaccionar enojados porque las cosas no son como queremos, además queremos cada vez más y tenemos cada vez menos paciencia. Entonces un buen vecino balea a un gurí que lo quiere robar; un sindicalista violenta a otro que no acompaña una medida de fuerza; un integrante de la familia (el más débil) es violentado por la impotencia de otro, y todos tocan bocina porque el que va adelante no va lo suficientemente rápido o quién sabe por qué.
Estamos viviendo épocas de bonanza como hace tiempo el país no conocía y sin embargo esto no parece transformarse en mayor bienestar; vivimos entre rejas, enojados y a pesar de que tenemos cada vez más, parecemos estar más lejos de nuestro objetivo, ya sea tener esto o aquello o simplemente estar mejor y en paz, lo que ahora llamamos una mejor calidad de vida.
¿Y por qué nos pasa esto? ¿Quién tiene la culpa? Parece que si empezamos a enumerar los culpables, no queda títere con cabeza, pero nosotros estamos en la lista. Como dijo Mafalda, resulta que si no nos apuramos a cambiar el mundo, el mundo nos termina cambiando a nosotros.
Volvamos a la violencia, en todas sus formas, física, oral, escrita, sicológica; decía que es la respuesta al no poder o no tener. ¿Cuál es la alternativa? La racional es hablar, intercambiar argumentos, tratar de entendernos y seguramente bajar nuestras expectativas. La violencia solo tiene como resultado más violencia; no soy un experto pero tiendo a pensar que los distintos tipos de violencia mencionados más arriba de alguna manera están relacionados, son un problema de la sociedad que reproduce en distintos ámbitos, distintos tipos de respuestas violentas.
¿Y entonces…? El problema es que esto no es como la matemática, no se pueden meter los datos en la computadora y obtener una solución, y aunque así fuera el tema es que tiene que satisfacer a las partes y eso no lo resuelve la ciencia. Se trata de seres humanos, imperfectos, ambiciosos, que cuando discutimos engañamos y usamos todos nuestra “inteligencia” para avanzar lo más posible en la dirección que más nos beneficie sin importar demasiado los argumentos, necesidades o derechos de los que nos rodean.
¿Dónde encaja Comepa en todo esto? Esta corporación es la única mutualista de asistencia médica de Paysandú, he aquí parte del problema. Este gobierno ha hecho un esfuerzo por sistematizar un modelo de atención atendiendo las principales falencias de nuestro sistema de salud; algunos de los objetivos buscados son bajar el costo, fortalecer la atención primaria, la prevención, ir hacia una atención más integral, asegurar respuestas más rápidas por parte de la mutualista a la necesidad de asistencia de sus afiliados, etcétera.
Comepa ha logrado eludir cada medida de este nuevo modelo, con excepción de aquella que le permitió ampliar largamente su plantilla de afiliados. Entonces la prevención es materia de impulsos aislados, conseguir hora en plazos menores a 30 días es casi misión imposible, y es absolutamente imposible que un médico se haga responsable de un paciente entero, es decir no de su vesícula, sus pulmones o sus huesos; cada especialista se ocupa de su cuota parte y no nos debe llamar la atención si un paciente es dado de alta por el médico que le enyesó la pierna aunque se vaya con un ojo en la mano.
En Comepa hay algunos muy buenos médicos y algunos de los otros, supongo que como en todos lados. El problema es la institución y en todo caso en quienes la dirigen, no de los médicos ni mucho menos del personal de enfermería que son los que están al lado del paciente brindándole una atención profesional y creando además un ambiente más amigable.
Quien afirma esto debe estar marcado por alguna experiencia personal; sin dudas que es así, desde hace casi 2 años hemos estado dando vueltas por calle Colón y parece ser que si Comepa no se muda tenemos para andar mucho tiempo por ese barrio. A mí no me toca la peor parte, voy de acompañante, pero como tantos uno también termina sufriendo las penurias del paciente, aquellas que están directamente relacionadas a la falta de salud, más las agregadas por la atención recibida. Esa atención que no sólo no ha logrado diagnosticar y mucho menos solucionar la patología principal que hoy lo afecta, si no que le ha agregado tensión, estrés, en pocas palabras calenturas varias. He aquí la relación con lo anterior: este estado nos violenta y además nos hace reaccionar violentos frente a otros hechos que no tienen que ver con esto; entonces de pronto nos encontramos tocando bocina innecesariamente, hablándole mal a un ser querido o a un compañero de trabajo.
He aquí el meollo del asunto, esta situación parece ser un espiral sin salida, y escribir esto es mi forma menos violenta de reaccionar.
No tengo dudas entonces en afirmar que el modelo de atención de Comepa, en el que me cuesta encontrar puntos de contacto con el modelo que el gobierno está impulsando, es un modelo que violenta a sus usuarios. Cuando un médico, integrante de la dirección de Comepa, aprovecha la consulta para increpar al paciente por manifestar descontento con la institución y si además se toma venganza negándole el pase a otro especialista, si además a este paciente le llega una nota comunicándole que algunos de los servicios que hasta ahora no tenía que pagar los va a tener que pagar de ahora en adelante porque no está comprendido dentro de los servicios que Comepa está obligado a brindar y además… tantas otras cosas imposibles de detallar, entonces uno se calienta.
Y a qué sanducero que haya tenido que recurrir alguna vez a esta corporación no le ha pasado alguna vez volverse caliente, es decir peor que cuando fue en busca de salud.
En fin, hay muchos hechos imposibles de detallar, todos demostrables, pero no viene al caso, son cosas que todos ya sabemos, es lo que comenta cualquier sanducero en la calle, en los pasillos de Comepa. Es lo que comenta más de un médico. Es lo que hace que tantos sanduceros recurran al Sanatorio Adventista del Plata (Puiggari), a alguna clínica privada o a un médico amigo que le brinde confianza.
Esta reacción pretende ser también una reflexión; los usuarios somos parte del problema y debemos ser parte de la solución, pero en cualquier caso tenemos derecho a exigir el cumplimiento de las obligaciones del prestatario del servicio. Federico Beceiro

El domingo 22 de mayo a las 5 partimos hacia Montevideo en el coche de Copay interno Nº 230, mis hijos, mi nuera y yo. Motivó este viaje que mi hijo y su esposa debían regresar a Florianópolis (donde residen desde hace siete años). Grande fue nuestra sorpresa cuando al llegar a Young, la policía subió al coche y se llevó en forma abrupta a mi hijo y su esposa (norteamericana ella) ya que, según luego nos enteramos, había habido un robo en la Terminal de Ómnibus de Paysandú y se sospechaba de él.
En forma totalmente grosera actuaron los funcionarios policiales y sin dar ninguna explicación los llevaron a la seccional, donde querían que devolvieran el dinero robado, cosa que mi hijo desmintió totalmente, ya que ni siquiera sabíamos de qué se trataba.
Después de una hora parados allí, el ómnibus con todos los pasajeros, el encargado de la Seccional de Young, nos pidió disculpas por las molestias causadas y que si queríamos hacer un descargo, deberíamos dirigirnos a la Seccional 1ª de Paysandú.
Ahora yo pregunto, ¿este atropello se soluciona con un pedido de disculpas? Toda la gente que se trasladaba a Montevideo y que tenía un horario para llegar y compromisos que cumplir, ¿se merecía esto? Creo que esta actitud arbitraria no corresponde a los tiempos que vivimos. ¿No hay otros mecanismos para investigar a una persona que se presume culpable?
Las disculpas no nos quitan el mal momento vivido, tampoco lo que supone ver la indignación que tenía la gente que se trasladaba a la capital y que fue perjudicada igual que nosotros.
No quiero olvidarme de agradecer en nombre de mi hijo, Martín Fleitas y en el mío propio, al chofer y guarda del coche de Copay Nº 230, que con tanta profesionalidad supieron hablar con los pasajeros y explicarle que todos merecen el mismo trato y a ellos se deben. Sonia Fernández, CI 1.886.589-8

Por la presente, José Thome Torn, titular de la cédula de identidad número 3.022.126-8, con domicilio en Ruta 90 Km 10,800, ante Ud. se presenta y expresa:
Vengo a solicitar se proceda mediante nueva publicación en vuestro diario a rectificar ciertas informaciones erróneas vertidas en artículo publicado con fecha 7 de abril del corriente en la sección de noticias policiales y bajo el título: “Clausuraron local destinado a faena clandestina y procesaron al responsable”.
Puntualmente dichas rectificaciones deberán recaer sobre las siguientes partes de la citada nota:
1- En la citada nota literalmente se expresa que: “...un trabajo llevado a cabo por personal … posibilitó la clausura de un local clandestino sobre la Ruta 90, donde se faenaban animales producto de abigeato, así como el procesamiento de su responsable ...”
Respecto a esta parte de la noticia, la cual es subrayada por el dicente, cabe aclarar que el citado “local clandestino” no es más que la vivienda que ocupo con mi Sra. esposa y nuestra hija menor. En segundo lugar, si bien es cierto que en mi propiedad faené un par de lechones, como así también un cordero sin ser mi vivienda un local habilitado para el abasto con fines comerciales, no así es cierto que los referidos animales fueran producto de un delito de abigeato.
De habérseme imputado dicho delito y procesado por el mismo --de faena clandestina-- queda subsumido dentro de la tipificación del primero (abigeato). Es decir en el expediente tramitado ante el respectivo Juzgado Penal no existe prueba alguna respecto a que los animales faenados en mi chacra fueran producto de un delito de abigeato; muy por el contrario el dicente probó la propiedad de los mismos.
Advierta Ud. que una información errónea como la publicada en el citado artículo me produce graves perjuicios, motivo por el cual solicito su pronta rectificación.
2 - En segundo lugar, en el citado artículo, más precisamente en su segunda columna se expresa que: “agregó que desde hacía un mes… éste le pagaba a otra persona mil pesos para hurtar los animales desde las distintas chacras y luego faenarlos”. Sin pecar de redundante expresaré que el citado artículo deja ante la opinión pública al dicente como un importante delincuente dedicado al abigeato, situación que dista radicalmente de la realidad; por cuanto como ya fue expresado en el correspondiente expediente penal no se encuentra ni una sola prueba que representen elementos de convicción suficiente para que se me procesara por un delito de abigeato.
Por todo lo expuesto a Ud. solicito: se proceda mediante una nueva publicación en el diario del cual Ud. es director a rectificar aquellas informaciones erróneas vertidas en el artículo citado por esta parte ut supra. Rodolfo Thome, CI 3.022.126-8


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