Opinion | 02 Jun Declaraciones del presidente José Mujica en las que manifestó su idea de privatizar arenales de la costa atlántica de Rocha provocaron la reacción de los residentes de la zona.
Ante productores rochense el mandatario dijo que “hay unos arenales, allá, en la costa atlántica que durante años figuran como propiedad del Ministerio de Ganadería y Agricultura. Logramos que se le transfiriera al Instituto (de Colonización); eso no sirve para hacer ganadería ni agricultura. Y les dijimos ‘esto hay que rematarlo en pedazos, esto vale en pila’. Van a venir turistas, van a hacer casa, y el pobrerío de la zona les va a hacer el jardincito, les va a arreglar la casa y ahí va viviendo. Dijimos ‘venderlo’ y te aparece un movimiento ecologista y te dice ‘¿cómo van a privatizar esto?’ Y seguro que lo vamos a privatizar, para que los que tienen lana paguen, y con esa guita compramos tierras para tener colonos”.
Bajo el título de “Las dunas del Cabo Polonio no se venden, señor Presidente”, se está realizado una recolección de firmas para que abandone su proyecto de venta de este patrimonio natural.
“Los objetivos del Instituto Nacional de Colonización son muy importantes, pero su cumplimiento no debe ser hecho en detrimento de otras obligaciones que tiene el Estado, porque el Estado tiene múltiples funciones que cumplir. Su error es el de considerar improductivas a las Dunas del Cabo Polonio. Aparte de la arena que usted ve, esas dunas tienen para muchos un altísimo valor estético, histórico, geológico, biológico y espiritual que Usted no debe negar por el hecho de no reconocerlos”, dice la carta, que fue escrita por un guardaparque de la zona.
El texto, en el que se suplica al jefe de Estado “que abra los ojos y note que la mitad de las cosas de la vida no giran en torno al dinero” pregunta --y con razón-- si utilizando el mismo criterio de improductividad Mujica también venderá las obras de Torres García que hay en los museos uruguayos o la casa Presidencial de El Prado y sostiene que “la peor crisis, mucho peor que la crisis económica, es la crisis de confusión de valores”.
Propone además que en lugar de vender las dunas haga que el Parque Nacional Cabo Polonio, cuya inauguración tuvo repercusión internacional, sea un parque nacional “de verdad” y le asegura que “se sorprenderá por la productividad que tendrán”.
Llegado este punto cabe preguntarse si es lógico que un país que se promociona en el mundo como “Uruguay Natural” venda parte de ese valioso patrimonio natural y si este tipo de declaraciones del presidente no van a contrapelo de la importante tarea que está realizando su Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente en lo que refiere al Sistema Nacional de Áreas Protegidas y cómo puede ser que un presidente del partido que impulsó un plebiscito contra la privatización del agua ahora quiera privatizar las dunas. Sin lugar a dudas, no es una buena idea.