Paysandú, Sábado 04 de Junio de 2011
Opinion | 03 Jun Hace pocos días, el 30 de mayo pasado, el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires firmó un trascendental acuerdo con los gastronómicos y panaderos de la provincia de Buenos Aires, por el cual no se colocarán más saleros en las mesas de restoranes y bares y si el cliente desea más sal, deberá pedírsela al mozo.
La medida, de acatamiento voluntario por parte de los empresarios en Buenos Aires, tiene por objetivo evitar la excesiva ingestión de sal, que tiene una relación directa con la hipertensión arterial, responsable a su vez de la mayoría de las enfermedades cardiovasculares, que son la principal causa de muerte en Argentina y en el mundo.
Se ha detectado que los comensales agregan sal antes de probar la comida, por lo cual esta medida será clave para evitar, en principio, el exceso de consumo. Asimismo, los panaderos reducirán la cantidad de sal en los panes, hasta en un 40%. En promedio, cada argentino consume trece gramos de sal por día cuando según la OMS se debería consumir menos de cinco gramos diarios.
El plan se basa en uno desarrollado en Karelia del Norte, una región de Finlandia, con elevada incidencia de enfermedades cardiovasculares, donde el proyecto --se calcula-- evita 50.000 muertes al año.
Lo interesante es que se trata de acciones concretas y a la vez de muy sencilla implementación, que repercuten directamente en la salud de la población y que por tanto merecen ser rápidamente repicadas en otros países, regiones e incluso ciudades.
En la provincia de Buenos Aires se estima que si se baja el consumo de sal 3 gramos por día por habitante, se evitarían 2.000 muertes al año. Una cifra impactante.
En Uruguay aún no se han alcanzado acuerdos de este tipo, pero el Ministerio de Salud Pública debe tomar rápido ejemplo de esta iniciativa bonaerense.
Más todavía, ni siquiera es necesario esperar a que desde el gobierno central se tomen acciones en este sentido. Este es el tipo de programas donde lo único que importa es la buena voluntad y donde beneficiar la salud de todos es una consecuencia fácilmente alcanzable.
La Intendencia de Paysandú perfectamente puede llegar a acuerdos con el Centro Comercial e Industrial de Paysandú y la Agrupación de Industriales Panaderos de Paysandú para alcanzar acuerdos similares, de acatamiento voluntario.
Sería un plan piloto para el país, y una apuesta clara y decidida a la salud de todos los sanduceros, en la medida que se llamaría la atención a los perjuicios del consumo excesivo de sal para el sistema cardiovascular.
La cuestión es tomar acción rápidamente. Nada impide que se haga a nivel departamental.
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