Opinion | 29 May
Culmina hoy la Semana de la Ciencia y Tecnología, que promueve en todo el país distintas actividades con el objetivo de acercar el conocimiento científico y tecnológico a la sociedad, contribuir al proceso de alfabetización científica y lograr una mayor comprensión social de la ciencia así como una mejor apreciación del impacto que éste tiene sobre la actividad cotidiana y la calidad de vida de los ciudadanos.
En la edición del año 2010, en la que hubo 165 conferencistas que participaron de 350 charlas en 248 centros de todo el país, la asistencia a esta actividad constituyó un récord de participación, con 35 mil personas en toda la semana. Con respecto a este año, los números seguramente serán informados en los próximos días pero más allá de ellos, importa señalar lo oportuno de estas actividades que propician un acercamiento del mundo científico al gran público, ayudando a desmitificarlo y conocerlo.
El origen de esta Semana se remonta a la aprobación por nuestro Parlamento, de una Ley que determinó que el 23 de mayo sea el Día del Investigador Científico. Ese día fue elegido porque es en el que se conmemora el nacimiento del más grande científico uruguayo, Clemente Estable.
Cada año miles de niños y adolescentes uruguayos participan ya sea como protagonistas, espectadores o visitantes en distintas actividades referidas a la ciencia y tecnología y ello suele ser movilizador de inquietudes grupales o personales que luego podrán traducirse en actos tan simples como cuestionarse el por qué o el funcionamiento de cosas con las que convivimos todos los días, o la búsqueda de mayor información respecto a algún tema de interés y, aún mejor, la canalización de iniciativa muchas veces desarrolladas en los clubes de ciencia y proyectos de estudio.
Sin ir más lejos, aquí en Paysandú un grupo de muchachos de UTU acaba de regresar de participar en una feria internacional científica en Estados Unidos a la cual llegaron por su propio esfuerzo y dedicación para el desarrollo de un proyecto científico desarrollado en las aulas de su centro de estudio.
La ciencia muchas veces es vista como algo totalmente ajeno a la vida cotidiana aunque en realidad vivimos rodeados de aparatos, objetos y hasta alimentos y modos de comunicación y transporte que han requerido de la ciencia y tecnología para su desarrollo.
En consecuencia, la realización de actividades que apunten a desarrollar una mayor comprensión social de la ciencia, siempre serán un aporte importante en la medida que cuanto más conciencia tenga la gente de su importancia, más herramientas tendrá para reclamar a los gobiernos la atención que merece la producción de conocimientos.
Como en otros ámbitos también en este los presupuestos pesan y, en un mundo donde el conocimiento es altamente valorado no podemos seguir formando profesionales para que luego muchos de ellos triunfen en tierras lejanas y dejen sus aportes a otros países a falta de oportunidades en el propio.