Paysandú, Martes 07 de Junio de 2011
Locales | 03 Jun María Haydee Paggi (64) nació en Paso Gallardo y es madre de dos hijos (Melisa y Federico).
Hoy vive sola en su casa del paraje Las Lechuzas, tiene una huerta y cría algunos animales. Sin embargo, en el pueblo la conocen como la “mujer cartero”, actividad que le permite mantenerse en contacto con el resto de la comunidad.
Todo comenzó hace unos 25 años, cuando junto a su hermana atendía la estación de servicio de Esperanza. Fue entonces cuando supo que en la localidad nadie se hacía cargo de repartir la correspondencia.
“Fue así que conseguí que me dieran el reparto de cartas, aunque originalmente no las entregaba puerta a puerta, porque las dejaba en la agencia y la gente --luego de ser notificada-- levantaba su correspondencia”.
Poco después Haydee decidió repartir en bicicleta, casa por casa, aunque en ese momento su trabajo no era remunerado y solo lo hacía por distracción. “Pedí en un par de oportunidades cobrar por el trabajo que hacía, hasta que después de algunos años pude percibir un sueldo. Fue cuando vinieron los jefes del Correo y me dijeron que me iban a pagar por carta entregada. Una suerte de comisión. De acuerdo a la cantidad de cartas entregadas era lo que iba a percibir y esto se mantiene así hasta el presente”.
Sostiene que las cosas han cambiado mucho desde que asumió esta responsabilidad. “Antes la gente recibía mucha correspondencia de familiares que estaban en el exterior, tarjetas o postales para las fiestas tradicionales. Hoy la mayoría son facturas. Imagine cómo me reciben. Ya en la entrada me están diciendo: ‘por qué no la pagás vos y después me traés la carta’. Es que el reparto incluye la distribución de las facturas de UTE, OSE y Antel, así como el resumen de las tarjetas de crédito o el seguro”.
La “mujer cartero” recordó que “originalmente se repartían unas 20 o 30 cartas. Actualmente llegan a las mil. El reparto se concentra básicamente en el pueblo, pero el radio se extendió hasta Ruta 3, calles 18 y 19, hasta el San Francisco y la calle 28, “pero hago el recorrido en moto”. El reparto se efectúa durante todo el mes y Haydee ordena la entrega de modo tal de concentrar el trabajo en determinados días de la semana. “Por suerte cuento con el apoyo de los vecinos, como Magdalena Billi del almacén ‘La Negrita’, que me cedió un lugar para que yo tuviera todas las cartas. Desde allí salgo a repartir. Todas las veces que viene correspondencia, ella me llama y así armo la rutina. También don Merello --el canilla del camino-- me ayuda, es una muy buena persona”.
Respecto a las características del trabajo, Haydee agregó: “me encanta, porque conozco mucha gente y me gusta mucho charlar. Aunque también el cartero tiene sus enemigos como son los perros, que siempre están atentos y cuando uno llega le saltan y le rompen la ropa. Otro asunto en el cual uno tiene que tener cuidado es en mantener los sobres en buenas condiciones, porque las casas no tiene buzón y los días de lluvia el papel se moja”.
Entre muchas anécdotas, la responsable del servicio postal recordó que “son muchas las cartas que a veces no pueden llegar a destino por la sencilla razón de que no están bien las direcciones de los destinatarios. A veces puede decir simplemente Ruta 90, y si uno no conoce a la persona, no la puede entregar. Otras veces se mudan y no cambian la dirección”.
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