Paysandú, Sábado 11 de Junio de 2011

OPINIONES

SOLICITADA

Locales | 05 Jun La alegría del perdón
Los cristianos, los cristianos de cualquier credo, hemos hablado y meditado siempre sobre el perdón. Especialmente la Semana Santa se presta para reflexionar sobre este tema, cuando vemos al Señor Jesús que, en su pasión, ruega desde la cruz: “Perdónalos, Padre, porque no saben lo que hacen”. ¡Y estaban crucificando a alguien que el mismo gobernador Pilato había declarado inocente! (Jn. 18,38; 19,4.6b12)
En el Padrenuestro, la única oración que nos dejó el Señor Jesús, decimos “perdónanos nuestras ofensas como nosotros perdonamos a lo que nos ofenden”. Siempre digo que es mejor no rezar el Padrenuestro si no somos capaces de perdonar a nuestros hermanos.
Pedir perdón a alguien no es fácil, pero mucha más difícil es perdonar, y solo la gracia de Dios puede ayudarnos a hacerlo. Perdonar sana el corazón del que perdona.
El Parlamento intentó anular la Ley de Caducidad: aparte del hecho de desconocer la voluntad de todo un pueblo que votó esa ley, implica que hay un grupo de personas que siguen reclamando venganza en nombre de la “justicia”, y la venganza nunca, nunca, trae la paz. Hablamos de que queremos la paz en el mundo, mandamos a nuestros soldados a las misiones de de paz de la ONU, pretendiendo que otros asuman los hechos pasados y que perdonen, y al mismo tiempo, ¿estamos reclamando venganza? Yo voté la ley de caducidad por Sí, pero, como muchos ciudadanos, lo hice para comenzar un tiempo nuevo, intentando perdonar. Soy absolutamente consciente de las injusticias de los militares, pero también las de los tupamaros; pero creo que la paz se funda siempre y solo sobre el perdón. ¿O no hemos conocido el testimonio de Ghandi en la India, o de Walesa en Polonia, o de Mandela en Sudáfrica? ¿Hubieran podido ellos reconstruir esas sociedades si no hubieran perdonado? Y no fueron solos, sino todo un pueblo los acompañó. Blancos y negros en Sudáfrica lograron la convivencia sobre la base del perdón; cristianos y comunistas en Polonia. ¿No deseamos todos que se termine el conflicto entre judíos y palestinos? Y sabemos que solo se logrará con el perdón desde ambos lados.
La paz solo se logrará si todos y cada uno desde nuestro lugar comenzamos a perdonar de verdad, como lo hizo el Señor Jesús desde la cruz.
Carmen Girardin de Macri
C.I. 2909940-6
Aclaración: como en otras ocasiones en que he expresado mi opinión por la prensa, no pretendo convertir esto en una discusión pública, por lo que esta será mi única intervención en este tema.

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MÁS PARA COMEPA
Más para Comepa
La verdad, que hace ya algún tiempo Comepa no deja de sorprendernos con algunos actos que evidencian una llamativa falta de organicidad.
El servicio de Urgencia funciona muy mal. Hace algún tiempo nos comentaba un usuario que concurrió al mismo con una --vamos a decir-- fractura no de gran entidad; pero entró a las 19 horas y salió alrededor de las dos del día siguiente. Otro nos comentaba que concurrió con una desusada taquicardia; vino el enfermero, tomó la presión y le puso una pastillita debajo de la lengua. Luego le hace un electro. Le dice que todo está bien y que había sido un pequeño pico de presión. Luego de eso le dice que puede retirarse y que la doctora dice que consulte a su médico. La doctora nunca apareció (su apellido empieza con M), pero lo más grave para nuestra forma de ver es que no hayan dado un informe por escrito de lo que había pasado y qué medicación se dio.
Otro nos ha contado que solicitó la atención a domicilio. Concurrió el médico, atendió a la persona, la medicó (no recuerda ni qué le dijo ni qué le dio) y lo peor es que no dejó el parte (o como lo llamen), de lo que la había tratado y la medicación. Ni se presentó ni dijo su nombre.
Otra de las cosas que llaman la atención es que cuando concurre el médico o una enfermera a cumplir una tarea en el domicilio, no hemos visto que se pasen alcohol-gel en sus manos, que sería lo correcto y lo que no podrían olvidarse pues vienen de ver a otros enfermos y seguramente trasladan posibles secuelas de contagio del paciente anterior.
Vamos a terminar con “la frutill” que completa esta peligrosa situación. En Comepa no hay Cardioaspirina, están dando un similar (dicen ellos), pero si Ud. lee el prospecto no tiene mucho de asidero esta aseveración. Y en este caso, no podemos creer que no hay en plaza, como se dice cuando le cambian el medicamento que recetó el médico. Y, por último, ¡no podemos creer que Comepa esté ahorrando mucho dinero con este cambio y donde está en juego la prevención de un infarto! Usuario Observador

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Por verdad y justicia:
es hora de reflexionar
No me deja de resonar cómo buena parte de la sociedad toma partido siguiendo a sus dirigentes políticos sin ponerse a reflexionar sobre los temas, en este caso, sobre la ley interpretativa de la Ley de Caducidad. Supongo que esto está también incentivado por los medios de comunicación y por los mismos políticos, quienes fieles a sus intereses, se encargan de mantener a la población desinformada, o informada sólo en la parte que a ellos les conviene.
“Estamos frente a un golpe de Estado” repiten todos. Me gustaría saber con qué parámetros miden qué es un golpe de Estado. Si estamos hoy frente a un golpe de Estado, ¿qué fue lo que sucedió entonces en el año 1973 en nuestro país?
Por golpe de Estado se puede entender la toma del poder por la fuerza, desconociendo el ordenamiento jurídico de un Estado. Ahora, me pregunto: ¿estamos desconociendo el orden jurídico de nuestro Estado mediante este proyecto de ley? Se aduce que el cuerpo electoral ya ha ratificado tres veces la Ley de Caducidad y que desconocer esto sería violar su soberanía absoluta y su forma de gobierno democrática. Resulta que esa misma ley también viola nuestro sistema democrático, lo viola desde hace más de 24 años al imponer una injerencia del Poder Ejecutivo sobre el Poder Legislativo, violando la separación de poderes e impidiendo los justos juicios contra los criminales de dictadura; y hasta ahora nadie ha hecho nada al respecto. Eliminar esta ley de la impunidad no es hacer un golpe de Estado, muy por el contrario, lo que se hace es democracia, guste a quien le guste.
Hoy se alude que se está en busca de venganza. No se busca venganza con esta nueva ley. Se busca justicia y verdad, se busca castigo para los opresores, se buscan respuestas para los familiares de cientos de desaparecidos. Se busca libertad, en el más amplio sentido de la palabra. El golpe de Estado de 1973 no surgió como consecuencia de la actividad del MLN, como hoy se quiere plantear. Para ese entonces el MLN estaba desarticulado, con la mayoría de sus miembros ya presos. La dictadura fue una respuesta del sistema económico, político y social que imperaba en nuestro continente. Surgió como el único medio posible en ese momento, que podía sostener el sistema imperialista-capitalista que imperaba. Era la única respuesta posible que tenía la clase dominante ante el reclamo de las masas por condiciones mejores de vida.
Si aun así se les quiere culpar de algo a quienes se levantaron en contra de un sistema explotador de los hombres, sepan que todo ya lo han pagado. Lo han pagado con dolor, con sudor, con sangre, con muerte. Pero hoy no solo se reclama por la justicia para estas personas, sino también para todos los civiles que murieron o dejaron un trozo de sus vidas allí, en las prisiones ilegales del proceso dictatorial, solo por oponerse a un gobierno ilegítimo y autoritario.
Aquellas personas fueron juzgadas y procesadas, pero ¿quién juzga a todos los opresores, torturadores y dictadores? ¿Quién puede mirar a la cara de un familiar de un desa parecido y decirle que la Ley de Caducidad trajo “paz e integración”?
El artículo 329 de la Constitución establece que se declaran con fuerza y vigor todas las leyes que no se opongan ni directa ni indirectamente a la Constitución, ni a las leyes que dicte el Poder Legislativo, de lo que se deduce que no tienen validez en nuestro régimen jurídico todas aquellas leyes que sí se oponen a la Constitución, como lo hace la Ley de Caducidad. Por otro lado los artículos 7 y 72 consagran los derechos fundamentales del hombre, ina lienables e imprescriptibles. Así como lo hacen la Convención de Derechos Humanos de San José de Costa Rica, la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada, y la Convención Interamericana contra la Tortura, (entre otras) a las que nuestro Estado se encuentra adherido.
Existiendo un principio de Derecho de no contradicción entre las normas, no tendría por qué existir esta Ley de Caducidad, que no solo viola derechos fundamentales del hombre, sino que también contradice la letra y espíritu de nuestra Constitución y las propias convenciones que rigen como ley interna en nuestro país. También en base al principio de jerarquía, la actual Ley de Caducidad no tendría ni vigor ni fuerza de ley, ya que se opone a la Constitución.
Ahora, si bien se puede aducir que el desconocimiento de dos referéndum populares violaría la Constitución, por ser la ciudadanía el soberano que nos gobierna, no se puede olvidar que también se viola la Constitución manteniendo en vigencia la Ley de Caducidad.
Como muchos, yo también me pregunto por qué el expresidente Tabaré Vazquez no derogó esta ley de forma directa cuando estaba en el gobierno y tuvo oportunidad de hacerlo. También me surgen dudas respecto a este nuevo proyecto de ley, porque fundándose en la teoría de que traería en sí misma una inconstitucionalidad, lo único que se lograría es que los criminales de lesa humanidad terminen siendo amparados una vez más por nuestro sistema jurídico. Lo que no cabe la menor duda es que a esta ley que proclama y reconoce a la impunidad hay que quitarla de nuestro ordenamiento jurídico, ya sea mediante este proyecto de ley o mediante otro procedimiento, pero debe quitarse. Es increíble e insostenible que en la época en que vivimos, se sigan protegiendo a criminales, basados en fundamentos de paz, de que “el futuro está hacia adelante”.
No se puede hacer futuro con un pasado inconcluso. La Ley de Caducidad solo trajo paz para los opresores, dictadores y cómplices que vieron cómo salieron impunes después de catorce años de hacer lo que quisieron con los derechos de todos, con las vidas de todos. No quedan dudas que un gobierno que se dice democrático no puede seguir sosteniendo este menosprecio falaz a los derechos humanos. ¿Hasta cuándo más se deberá esperar para que se logre la justicia que merecemos? ¿Hasta cuándo debemos soportar llevar estas cadenas?
Éste no es un tema de política partidaria; nos involucra a todos, porque todos fueron y seguimos siendo víctimas de la dictadura, víctimas de su impunidad, que no diferencia qué partido se encuentra en el poder. La herida no está cerrada aún, todavía supura, todavía sangra con la complicidad de políticos, militares y civiles, que hoy se oponen a un justo juzgamiento que estos criminales merecen.
Sin justicia, sin verdad y sin memoria no podemos construir ningún futuro digno para nuestro país. Es hora de reflexionar y empezar a contar la historia como se debe. No podemos ser también víctimas de la desinformación. Hay que pensar por nosotros mismos, sin partidos, sin colores, y así reflexionar si decidimos defender la vida y la justicia o si queremos honrar a quienes se opusieron a todo ello solo por su antojo.
Éste es un tema que nos incumbe a todos. Pedir justicia hoy para las víctimas de la dictadura, es asegurar que en el futuro no se vuelvan a producir esta clase de menoscabos a la democracia. Defender los derechos de ellos hoy, es defender los de todos nosotros. Lucía Genta


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