Opinion | 07 Jun La Unidad Nacional de Seguridad Vial (Unasev) presentó ante una comisión parlamentaria las razones por las cuales se impulsa un proyecto de ley que crea normas para la incorporación de la educación vial en el sistema educativo formal uruguayo. La siniestralidad en el tránsito constituye la primera causa de muerte de jóvenes hasta 35 años, pero también de niños y, por lo tanto, de adolescentes. Lo cierto es que mucho se habla del tema pero día a día se acumulan en la estadística de accidentes en calles y rutas de todo el territorio nacional más cifras de muertes y personas que quedan con discapacidades.
Las campañas de concientización y medidas de fiscalización y sanción de las conductas inadecuadas en el tránsito no han dado resultados para detener la epidemia de accidentes de tránsito a la que asistimos. No obstante, aunque no constituyan una solución verdadera siguen siendo necesarias. Indudablemente, el tema no tendrá solución hasta tanto exista verdadera concientización y podamos visualizar claramente que todos estamos implicados y todos somos necesarios para enderezar este asunto.
Impulsar la adopción de valores y conductas más seguras quizá sea como regar en el desierto para los adultos de hoy, pero es nuestra responsabilidad formar a nuestros hijos para que puedan ser conductores y peatones más prudentes, responsables y amigables con la sociedad en la que viven. Como bien señalaron los representantes de la Unasev en la comisión parlamentaria, no se puede esperar una nueva generación de uruguayos y uruguayas conscientes de lo que representa el uso del espacio de tránsito como ámbito colectivo de intercambio, de acción no individualista, y es en ese ámbito donde cobra sentido una intervención en el sistema educativo de acá al futuro pero no como algo aislado sino en el marco de una política educativa.
En este sentido, se considera de alta prioridad la inclusión de la educación vial en los proyectos curriculares educativos y las propuestas áulicas. La implementación de la educación vial es posible desde diferentes contenidos ya existentes en el sistema educativo, pero es necesario el fortalecimiento del colectivo docente en la preparación, la capacitación en los aspectos informativos y metodológicos de la educación vial, así como es necesaria la creación de una batería de recursos para el tratamiento de la disciplina con los alumnos. Eso exige una serie de coordinaciones y decisiones pedagógicas y técnicas que pueden convertirse en un camino certero para educar ciudadanos más responsables también en la calle.