Don Luis Rolla

Locales | 12 Jun “He tenido la suerte de participar en algo único en Paysandú”. Con estas palabras, don Luis Rolla, pionero de la exploración del río Queguay, compartió sus recuerdos de la aventura encarada en 1953 junto a Luis A. Cánepa, Orlando Rodríguez Ferrer, Pedro Melogno y Ovidio Rodríguez, ya desaparecidos físicamente.
Se trató de una de las “charlas de café” incluidas en el programa de la Feria de la Memoria, organizada por la Agencia de Desarrollo Social y la Intendencia en el Paseo del Mercado, en adhesión al 148º aniversario de Paysandú Ciudad.
“Paysandú tuvo hombres y mujeres que se destacaron en las letras, la poesía, la empresa, el deporte. Siempre Paysandú se destacó en algo y creo humildemente que en aquellos tiempos también nos destacamos nosotros con esta exploración del Queguay. En Paysandú siempre hay gente que ha pensado en hacer algo, ofrecer algo, inventar algo para su ciudad”, dijo al inicio de la charla como una invitación a continuar una tradición de emprender en diferentes áreas.
El relato del veterano nadador, ex funcionario de Ancap y ex integrante del Coro Municipal, fue acompañado por la proyección de una película filmada durante la travesía de 1953, que cubrió el trayecto existente entre las nacientes y la desembocadura del río Queguay.
Se trata de una copia de la película original, que se perdió, recuperada en Buenos Aires por el productor sanducero Juan Stevenson, filmada en blanco y negro en su mayor parte y algunos minutos en technicolor en 16 milímetros. “Cánepa había conseguido algunos metros de película en colores”, explicó Rolla.
Dijo que en aquella época el río Queguay tenía su encanto agreste, con partes de monte “muy intrincado, tipo selva, donde no había ni animales. Fue muy agradable de navegar; hicimos el trayecto comprendido entre el Paso de las Piedras de Andrés Pérez hasta la desembocadura y fue relativamente sencillo cruzar la cascada, porque el río estaba crecido y eso nos ayudó. En línea recta son 118 kilómetros, pero el río tiene meandros y para navegar son en realidad unos 300 kilómetros”, agregó.
La travesía contó con el apoyo aéreo de Fernando “Chala” Moreno, quien “todos los días se daba una vuelta para ver si estábamos bien y traer noticias a Paysandú. A a ese viaje me invitó Cánepa porque precisaban a alguien que nadara. Yo era muy buen nadador”, dijo Rolla, quien destacó también el buen funcionamiento del grupo de exploradores como equipo y el carácter inolvidable del viaje.
La descripción de los hornos de carbón o los barrancos que había junto a cierta parte del trayecto, las características de los peces y el hecho de haberse alimentado de ellos durante la travesía, la caza de algún carpincho y múltiples anéctodas del viaje fueron compartidas en un ambiente de amistad y camaradería en la “charla de café” que tuvo como protagonista a don Luis.