Paysandú, Miércoles 15 de Junio de 2011
Opinion | 08 Jun Hace algún tiempo que la Intendencia de Paysandú, ha anunciado la intención de realizar una reestructura general del teatro de verano “Eduardo Franco”. De hecho está en el Presupuesto Quinquenal y fue aprobado por la Junta Departamental.
Y sin dudarlo, ese escenario necesita con urgencia ser recuperado en primera instancia y remodelado en segundo término, desde que hace años está prácticamente abandonado.
El proyecto, que está en etapa de prediseño, parecería muy interesante, aunque hasta ahora no se ha escuchado la palabra técnica. Pero se sabe que su escenario será más bajo, se incorporará un prosenio, se aumentará su aforo, se cerrará su perímetro para convertirlo en un escenario de cobro y se recuperará su torre para sala de proyección, de sonido e iluminación.
Visto así, se trata de un proyecto francamente interesante. Pero, quizás en el afán de ejecutar rápidamente, se ha puesto la carreta delante de los bueyes. Se ha comenzado por la “limpieza” del lugar y no por el diseño del proyecto. No hay un trabajo técnico que justifique las acciones realizadas y eso debió ser lo primero; un proyecto de la Unidad de Diseño del Departamento de Obras. Y los bueyes no empujan, sino que tiran, así que era bastante predecible que estas modificaciones fueran recibidas con descontento por la población.
Ésta expresó su rechazo --y lo continúa haciendo-- especialmente a partir del corte del añejo árbol en el extremo sur del escenario. De un día para el otro, fue cortado y además no se utilizó el equipamiento apropiado, un camión con una grúa forestal, lo que hubiera impedido tener que romper parcialmente el muro.
Al estupor de ver cortado el ejemplar sin ninguna explicación se unió a la falta de una adecuada técnica de tala. Muchas veces, gastar algo más -el alquiler del camión grúa-- evita erogaciones mayores (recuperar el muro, que además es patrimonio de los sanduceros) y al mismo tiempo reacciones públicas adversas.
Que esto sirva de lección. No se trata solo de pensar nuevas obras, sino de apreciar el impacto que estas tendrán en la población. En cualquier obra, antes de innovar es imprescindible hacer un proyecto, sabiendo de antemano qué es lo que se va a hacer, cómo va a quedar, y por supuesto, cuánto va a costar. Comenzar por mover máquinas sin saber qué se va a hacer más allá de una idea, es poco serio, por más buena intención que haya. Aquí la información no existió. Peor, ni siquiera el proyecto técnico.
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