Paysandú, Jueves 16 de Junio de 2011
Locales | 09 Jun Los arquitectos sanduceros de la Sociedad de Arquitectos del Uruguay elaboraron un informe en respuesta a la intervención municipal de remodelación del Teatro de Verano “Eduardo Franco”, considerando que es necesario “que los ciudadanos tengan a su alcance las consecuencias de determinados hechos relacionados con bienes públicos patrimoniales, que no son otra cosa que aquellos edificios o espacios urbanos de bienes de los propios sanduceros”.
En su declaración, los arquitectos señalan que “el ejercicio de la función gubernamental departamental tiene el cometido de la custodia y preservación de lo que a todos pertenece” y que en consecuencia “ésta debiera ser la norma permanente a través de las diversas administraciones” y “concitar el compromiso de los diversos organismos nacionales”.
En el informe sintetizan que se trata de tres hechos referidos al mismo edificio y su entorno: “la caída de un añoso y corpulento árbol, luego de una actuación que ha sido, por lo menos, errónea; la tala de algunos árboles alrededor del complejo arquitectónico, que formaban parte del límite ambiental del teatro; y finalmente el anuncio por parte del director de Turismo de un proyecto modificativo de ese bien”.
Los profesionales opinan que “la tala efectuada así como la notoria impericia en la extracción de un ejemplar concreto ubicado sobre el escenario, nos hacen preguntar con qué razones se está desmantelando una obra arquitectónica y paisajística, que mostró a lo largo de los años el ingenio de un destacado profesional sanducero”.
Entienden que es “llamativo” que se anuncie un proyecto de remodelación --sin haberlo concretado-- y al mismo tiempo se esté prescindiendo de importantes componentes de la actual obra arquitectónica”.
La importancia de los árboles suprimidos radica en el hecho de que “tenían un rol en el proyecto del Arq. Oscar Garrasino; no eran simples árboles, caprichosamente elegidos, sino que se trataba de especies que, cuidadosamente ubicadas, conformaban el cierre trasero del anfiteatro y provocaban el necesario efecto acústico que precisan estos escenarios al aire libre”.
En ese sentido la alarma de los integrantes de la Sociedad de Arquitectos está fundada “en que lo eliminado es la parte menos recuperable del conjunto” y que “la simple constatación de los destrozos sumada a acciones injustificadas por lo anticipado, han puesto a un patrimonio de los sanduceros enfrentado a una muy difícil reparación”. Hacen notar también que los muros de piedra poseen una calidad artesanal que es difícil de reconstruir. En el final del informe destacan que “la obligatoriedad de seguir los procedimientos establecidos para un Permiso de Construcción --el mismo que la Ordenanza vigente le exige a los privados, con toda razón-- daría las mínimas garantías de que la obra anunciada es el producto de una concepción técnica razonable y no de los impulsos ocasionales carentes de la racionalidad que proporciona todo proyecto concebido de forma integral”.
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