Paysandú, Viernes 17 de Junio de 2011
Opinion | 10 Jun En la presente jornada, otras dos personalidades locales serán nominadas como Ciudadanos Ilustres, en el marco de los Festejos de Paysandú Ciudad, práctica que había sido discontinuada varios años atrás.
Sin dudas, destacar a los hombres y mujeres que han dedicado buena parte de su vida en beneficio de los demás, de quienes habitan con ellos en la misma ciudad, es una buena práctica de vecindad, es una buena costumbre, pues las buenas acciones, el trabajo denodado, la entrega a los demás puede y debe ser reconocido.
Un acto protocolar, un ramo de flores, un trofeo, pero especialmente el aplauso cálido, el apretón de manos agradecido, el abrazo, son reconocimientos inolvidables, que reafirman una verdad incontrastable: es bueno saber que el esfuerzo realizado es apreciado y reconocido.
La figura de Ciudadano Ilustre fue establecida en 1998 por los entonces integrantes del comité organizador y a lo largo de varios años se mantuvo, como una de las principales ceremonias de los festejos de la ciudad. En 2006 fue discontinuada la práctica y ahora es retomada.
Sin dudas, los ciudadanos ilustres nominados hasta el presente merecieron y merecen el sincero reconocimiento de la ciudad. No obstante, hay un aspecto que no ha sido considerado y sobre el cual nada se ha resuelto ni a nivel del Ejecutivo Departamental, ni a nivel del Gobierno Departamental: un reglamento que establezca las bases de nombramiento.
No es la primera vez que se llama la atención sobre este punto. Ya en mayo de 2004 se subrayaba la conveniencia de redactar y aprobar una norma que establezca con claridad las condiciones para que un sanducero, o una persona nacida en otro lugar que haya vivido aquí gran parte de su vida, pueda ser nominado Ciudadano Ilustre.
Hasta ahora el criterio general que se ha tomado en cuenta es que los nominados debían haber realizado una significativa acción en obras de bien comunitario, lo que por cierto es un criterio de gran valor. Hay también aquellos que han llevado muy alto el nombre de Paysandú en el deporte, la industria, las artes. Una norma, un reglamento, le daría en primer lugar permanencia a la distinción para que su otorgamiento no quede en manos de la voluntad de los gobernantes de turno. Y por otro lado jerarquizaría más aún la nominación. El carnaval, por ejemplo, tiene su reglamento aprobado en la Junta Departamental. Es tiempo ya que la nominación de los Ciudadanos Ilustres, también se base en una norma.
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