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Paysandú, Viernes 17 de Junio de 2011

Sin tiqui-tiqui, pero regular como pocos

Deportes | 13 Jun Nacional cerró la temporada 2010/11 como pocos podían esperar cuando se puso en marcha el Torneo Apertura del pasado año. Los tricolores sufrieron duros resultados, el equipo de Luis González no funcionaba, y para colmo de males debió sobreponerse al durísimo golpe que significó el fallecimiento de uno de los integrantes del plantel, Diego “Oreja” Rodríguez, en un accidente automovilístico.
Los dirigentes apostaron iniciar el Apertura con un hombre de la casa en la dirección técnica, y Luis González apareció dirigiendo al primer equipo. Pero lo cierto es que solo alcanzó a dirigir siete partidos, pues el equipo no mostraba signos de levante y cada partido parecía un sufrimiento. Tan es así, que tras seis fechas el equipo solo había conseguido un par de victorias, tres empates y una derrota. Pero la caída estrepitosa ante Cerro, por 4 a 0, en la 7ª fecha, terminó por sellar el alejamiento de González.
Rápidamente el presidente tricolor, Ricardo Alarcón, se reunió con Juan Ramón Carrasco y pese a algunas voces en contra terminó por contratar a un resistido entrenador, de un estilo particular, sin éxitos como técnico salvo su propuesta de juego.
Y cuando el Apertura parecía perdido, Carrasco no solo generó un cambio de timón en la realidad tricolor, sino que su equipo también tuvo tiempo para mostrar buen juego.
La paridad de la primera parte de la temporada fue tal, y tantos fueron los puntos que todos dejaron por el camino, que Nacional llegó a pelear por el título hasta el final, al punto que terminó segundo, a tan solo un punto del campeón Defensor.
Los tricolores se frotaban las manos: el equipo había levantado notoriamente y la apuesta futbolística era otra. Por eso, muchos proyectaban un futuro más que prometedor, teniendo en cuenta que el técnico ahora sí podría armar su equipo para el Clausura. Y así fue, pero a medias. Carrasco solicitó como prioridad a varios jugadores que habían jugado con él en River Plate y Fénix, acostumbrados a su propuesta del tiqui-tiqui.
Pero resultó ser el técnico nunca le encontró la vuelta al equipo para poder plasmar su idea. Tan es así, que los jugadores que comenzaron a ser determinantes, fueron los que llegaron acercados por los dirigentes, mientras varios de “sus” jugadores, como Flores y Córdoba, por ejemplo, terminaron en el olvido.
Eso sí: más allá de que Nacional no gustó a lo largo de prácticamente todo el Clausura, mantuvo una regularidad envidiable, para lo que fue vital la madurez del técnico. Es que Carrasco se alejó de su propuesta idílica, y terminó siendo práctico, sabiendo que en su Nacional no era tan fácil jugar lindo y no conseguir el resultado.
Por eso, el entrenador terminó haciendo un fútbol práctico, poco vistoso más allá de algunos partidos puntuales, pero sí efectivo. Y así fue escalando posiciones para quedarse con el Clausura en forma anticipada, y con una tabla anual que le daría una ventaja deportiva importante a la hora de definir el Uruguayo ante Defensor.
Pero más allá de lo futbolístico, nadie puede negar los números de Carrasco, que finalizó el Clausura siendo el equipo más goleador. Y teniendo en cuenta el pobre inicio de la temporada, el técnico se dio el lujo de que Nacional fuera el más goleador del año, con 60 anotaciones en la tabla anual, y el segundo menos goleado, con 31 goles, detrás de Defensor con 25.


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