Opinion | 19 Jun La erupción del volcán Puyehue, que comenzó hace dos semanas hizo sentir su impacto no sólo en los alrededores sino en toda la región puesto que diferentes maneras todos hemos estado más o menos pendientes de los acontecimientos, desde que nubes de cenizas comenzaron a ser arrastradas por el viento.
Esta situación no solo complicó la vida de localidades chilenas y argentinas sino también a la operativa de los aeropuertos del Cono Sur ya que las compañías aéreas debieron cancelar la salida y llegada de vuelos en varias oportunidades por razones de seguridad.
En ciudades argentinas como Villa La Angostura se produjo un éxodo masivo de más de la mitad de la población, que tiene 15.000 habitantes, al tiempo que la temporada turística se vino abajo y hoy los lugareños soportan cortes de energía y tratan de limpiar techos y calles dejando montones de hasta más de un metro de altura tras limpiar una simple vereda. Mientras, en Uruguay los quinceañeros que pensaban viajar a Bariloche en estas vacaciones de julio quedaron sin esa posibilidad ya que en una decisión de alcance nacional, los operadores del sector que trabajan con este destino vacacional para estudiantes resolvieron postergar todas las salidas de excursiones previstas a partir del próximo fin de semana.
Quizá esto sea difícil de aceptar o comprender por más de un jovencito o jovencita pero seguramente trae tranquilidad a sus familias, que en los últimos días realizaron numerosas consultas sobre este tema y sobre los riesgos o medidas de seguridad necesarias para emprender el viaje en estos momentos.
No se trata solo de pensar en un eventual riesgo de terremoto o erupción del volcán que entró en actividad, sino también de si los jóvenes podrían realizar las actividades habituales en este tipo de viajes o no se verían afectados por cortes de luz o caída de cenizas que coartaran su posibilidad de disfrute y diversión, o hasta retrasar el regreso.
El asunto, más allá de la anécdota es digno de analizarse desde diferentes perspectivas, incluso desde la comprensión de la escasa o nula información que poseemos la mayoría de los uruguayos sobre qué hacer ante una eventual actividad sísmica, qué medidas tomar y cómo protegerse. En la actualidad la facilidad de comunicaciones y transporte hace que podamos viajar a lugares del mundo con realidades muy diferentes a la nuestra y no siempre estamos preparados para enfrentarlas. Más allá de estas cuestiones que seguramente merecen su propio análisis, la resolución de suspender las salidas de estudiantes a Bariloche debido a la situación provocada por las emanaciones de ceniza del volcán Puyehue, ubicado a pocos kilómetros de ese centro turístico, es una decisión responsable y acertada.