Paysandú, Martes 21 de Junio de 2011
Locales | 14 Jun Es ciertamente intensa la preocupación que, en los últimos tiempos, ha venido generando el muy importante descenso del nivel de eficacia de la enseñanza pública en el país, a estar a diversas informaciones trascendidas, entre ellas la que refiere a la muy reciente entrevista que mantuvieron, con el Presidente de la República, integrantes de la Comisión de Educación y Cultura de las Cámaras de Representantes y de Senadores, según surge del comentario que el Senador Jorge Larrañaga ha insertado en el último número del quincenario La Democracia, del 10 de junio ppdo.
El motivo de dicha entrevista estuvo en lo sustancial orientado a analizar el nivel en que se ha logrado cumplir los acuerdos interpartidarios tendientes a concretar cambios en la política educativa de los respectivos organismos públicos.
Corresponde coincidir plenamente con importantes conceptos insertos en dicha nota, entre ellos el sustancial, que considera a la educación como la principal política social de un país, por ser la que permite dar cumplimiento al concepto constitucional, inserto en el artº 8 de la Carta respectiva, que sobre la base de asegurar la igualdad de todas las personas, no reconoce “otra distinción entre ellas sino la de los talentos o las virtudes”.
Es en efecto algo esencial para que los jóvenes puedan luchar con éxito en la vida, y por tanto, si se tiene presente el grado al cual había llegado en el país el nivel educativo a cargo de todos los institutos de enseñanza, públicos y privados, es en verdad hasta insólito que una de las preocupaciones que con más énfasis es destacada sea la forma en que su nivel de eficacia ha descendido, algo que, sin lugar a ninguna duda, está fuera de toda controversia.
Y a tal descenso de su nivel de eficacia técnica, que hasta ha dado lugar a que se tienda a rebajar el nivel de eficiencia, y de asistencia, requerido para el pasaje de grado, según es hecho notorio que dio lugar a reciente rechazo por parte de la Dirección del Liceo Bauzá, cabe adicionar deficiencias de otra naturaleza, como, verbigracia, la derivada de desperfectos y fallas en las instalaciones eléctricas, o en las sanitarias, o en paredes y techos, que insumen lapsos desmedidamente prolongados para su reparación oportuna y suele causar inconvenientes serios para el desenvolvimiento normal de las actividades docentes, y acredita la forma inadecuada en que los respectivos servicios están organizados.
Dicha situación, muy sucintamente expuesta, no es obviamente algo a lo cual súbitamente se llegó y que fue recién advertido; con seguridad es resultado de un proceso prolongado, al cual se debe corregir con urgencia. Al respecto, y tal como con anterioridad se sostuvo en esta columna, ha podido incidir en el último tiempo al agravamiento de tales deficiencias, la forma en que la vigente “Ley de educación”, sancionada durante el precedente período gubernamental, estructuró el acceso a la dirección de los organismos de enseñanza de representantes directos del sector docente; en efecto: técnicamente está fuera de discusión, en materia administrativa, que la circunstancia de ser técnico en una especialidad determinada no significa que se posea especialidad para la dirección administrativa de los respectivos organismos o servicios, pues el ejercicio de tal especialidad, vale decir, de la de dirigir, o sea la de saber administrar bien, o sea correctamente, un servicio público de cierta entidad, requiere estar especializado para hacerlo. Para que ello se advierta cabe recordar que, verbigracia, un médico, por ser tal, no es necesariamente el indicado para dirigir el Ministerio de Salud Pública, salvo que al respecto haya adquirido la especialización pertinente, la cual no todos los galenos poseen, y ello también se da con relación a otras profesiones.
En síntesis: es muy claro que la educación pública requiere que sea reformada muy profundamente en aspectos sustanciales de su estructura, en lo técnico-docente y también en su organización administrativa, según emerge del cúmulo de problemas que derivan del nivel de eficacia al que ha descendido. Y para que ello se pueda lograr cabalmente es esencial y deseable que todos los partidos políticos pugnen para lograr un gran acuerdo nacional que así lo asegure, pues es una materia en la cual, en verdad, nadie debe estar contra nadie, sino que todos deben luchar a favor de lo que es esencial a nivel nacional.
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