Opinion | 15 Jun Siempre ha sido saludable compartir, desde un mate a las más íntimas experiencias. Pero nunca ha sido tan sencillo como hoy compartir desde el mundo virtual.
En la era de la conversación online la palabra clave es “compartir”. En tiempo real y con un alto grado de generosidad, millones de enlaces a diferentes contenidos digitales viajan de un usuario a otro con el solo objetivo de socializar las lecturas, la información y el conocimiento. Es el arte de escuchar, aprender y colaborar que destruye (tal vez para siempre) la lógica del broadcasting en la que apenas unos pocos transmiten sus mensajes a una inmenso grupo inactivo.
Claro queda que el compartir es un aspecto crítico de la creación de experiencias significativas de los humanos en la actualidad. El contenido, las reacciones y las actualizaciones que se construyen en las redes sociales dicen mucho de lo que somos. Por eso es esencial tener una comprensión profunda de lo que la gente está compartiendo y por qué. Aunque no siempre sea tan fácil, ante la avalancha de enlaces compartidos. En este ambiente, ShareThis --que analiza el intercambio y la influencia en la web-- publicó un estudio que mira con detalle el ejercicio de “compartir” (share, en inglés) y “cliquear” de más de 300 millones de usuarios que utilizan esta acción en el ranking en los mil sitios más visitados del mundo.
Si bien la mayor parte del tráfico en la web sigue dependiendo de lo que generan los motores de búsqueda (fundamentalmente Google), a marzo de 2011 el sharing ya produce el 10 por ciento de esa actividad. Facebook mueve el 56 por ciento de todo el contenido compartido, seguido por el estoico correo electrónico (15 por ciento), Twitter (8 por ciento) y otras opciones (21 por ciento).
En el caso de Twitter específicamente, la red de información en 140 caracteres es la más activa generadora de clics con relación al contenido social. En promedio, los links que circulan en esa plataforma se cliquean 4,9 veces, en comparación con Facebook 4,3 y el e-mail con 1,7.
Entre las conclusiones del estudio se destaca también que el sharing es más grande que el número de fans, amigos y seguidores en las redes; que toda persona que comparte puede ser en sí misma influyente con sus recomendaciones siempre y cuando tenga un grupo de seguidores muy activo. Además, en lugar de una persona que puede adquirir relevancia en una amplia gama de temas, el informe muestra que muchas personas pueden ser relevantes en uno o a lo sumo dos de ellos.
La sociedad cambia rápidamente. Velozmente. Hoy, lo que importa es compartir especialmente con personas que nunca vimos o veremos en nuestras vidas.