Opinion | 22 Jun El tránsito de Paysandú tiene falencias claras en varios aspectos y en realidad todos somos en mayor o menor medida responsables del desbarajuste general. Los camioneros usando el porte de su vehículo para abrirse paso independientemente de las normas; las camionetas y autos abusando de la velocidad en áreas urbanas; las motos tomando cualquier espacio, sobrepasando vehículos por derecha, zigzagueando en el tránsito; los peatones cruzando por el medio de la calle y no respetando otras señales.
Es cierto que la cantidad de vehículos en circulación agrega dificultades en la medida que la ciudad no tiene una buena estructura vial de avenidas para una rápida circulación y que en la planta urbana la mayoría de las calles ven reducido su espacio de circulación por los autos estacionados. Esto último, con el paso de los años se irá solucionando porque los permisos de construcción para nuevas casas habitación solamente se otorgan a aquellos proyectos que cuenten con garaje Pero, es de todas maneras una solución a largo plazo.
En el corto plazo, lo que los sanduceros debemos hacer es un frente común para minimizar los crecientes y graves riesgos en el tránsito local. Una medida simple, sana y sencilla, es respetar las normas de tránsito a cabalidad.
Para eso claro, hay que empezar por un principio básico: conocerlas en profundidad. Parece de Perogrullo, pero lamentablemente los exámenes no son tan rigurosos como debieran, ni los teóricos ni los prácticos, por lo que muchos conductores se hacen a la calle sin un cabal conocimiento de las reglas de tránsito.
Una de las más difíciles de hacer respetar es el derecho de preferencia en los semáforos. Como se sabe, la luz roja indica detención y la verde paso. También se sabe que la luz amarilla indica prevención y que si no se ha llegado a la esquina se debe detener la marcha y si ya se ha ingresado al centro de la calzada continuar.
No obstante, lo que parece que poco se conoce es que quien tiene la luz verde que lo habilita para continuar la marcha por la misma arteria, pierde la preferencia si va a girar, preferencia que pasa al peatón, quien también tiene luz verde para cruzar. Como en todo el mundo, se aplica el criterio de que la preferencia general es al más débil.
En Paysandú es demasiado frecuente ver cómo los automovilistas y motociclistas irrespetan esta norma y literalmente usan sus vehículos como arma para abrirse rápidamente paso, en tanto los peatones, cuidando su integridad física deben esperar su raudo paso, pese a tener la preferencia. Cumplir esta norma es simple, y también hablaría muy bien de nuestro sentido comunitario, donde la cortesía, más allá de las reglas, debería ser carta de presentación aún entre vecinos.