Paysandú, Lunes 27 de Junio de 2011
Opinion | 20 Jun El crecimiento económico del Uruguay en los últimos años, al amparo de un favorable escenario económico internacional que ha potenciado la demanda y el precio de los commodities que exportamos, ha derramado recursos adicionales en nuestra economía, que son producto de una coyuntura, precisamente, y no de reformas estructurales y consecuentes condiciones para sostener el crecimiento con desarrollo, que es el gran desafío que tiene por delante el país para romper con el ciclo bonanza-crisis, que se han manifestado sucesivamente en un país altamente vulnerable a los avatares internacionales.
Por supuesto, el primer omiso en hacer los deberes para afrontar este escenario es el gobierno, tanto el actual como el anterior, que son los que han tenido la responsabilidad de conducir el país en este escenario internacional, pero a la vez existe una cultura consumista que va de la mano con la época, que se realimenta y genera demanda adicional del crédito para poder satisfacer la fiebre de gasto que ha dominado últimamente a prácticamente todas las capas de la sociedad uruguaya.
Es decir que no solo el gobierno se gasta en el Presupuesto Quinquenal todos los ingresos adicionales, sino que también lo hace el grueso de la población a través de esta mayor masa de dinero, lo que no estaría mal, --pese a que no se haga uso del instrumento del ahorro-- si se asumieran compromisos con prudencia a efectos de no quedar al descubierto ante cualquier circunstancia inesperada en la economía hogareña.
Lamentablemente, las cosas no se están dando de esta manera, y gradualmente los uruguayos nos hemos pasado desde la crisis de 2002, con una fuerte depresión de la economía, a un furor del gasto desenfrenado en los últimos años, a costa de una mayor demanda de crédito y un consecuente sobreendeudamiento.
El concepto de sobreendeudamiento es relativo, naturalmente, desde que todo depende del respaldo en ingresos-egresos y patrimonio que se tenga para hacer frente a los compromisos llegado el caso, pero sí es un buen referente el tener en cuenta el grado de crecimiento del país y la tendencia que ha presentado la toma de créditos durante el período. Así, según los datos que ha dado a conocer el Banco Central del Uruguay, las familias uruguayas se han endeudado desde julio de 2005 a abril de 2011 un 17 por ciento más de lo que aumentó el índice medio de salarios, lo que significa que se contrajeron deudas en este porcentaje por encima de lo que ha crecido su salario.
Directores del sector de créditos del Banco de la República consultados por el diario La República coincidieron en señalar que hay presión por endeudarse y algunos ya han comenzado a revisar sus criterios en previsión de posibles imposibilidades de pago, aunque advirtieron que por ahora no se constatan señales de mora, la que se encuentra todavía en niveles muy bajos.
El punto es que el artículo “dinero” es muy caro en el Uruguay, históricamente, lo que debe llamarnos a reflexión respecto al real escenario en que nos encontramos, desde que estamos ante el contrasentido de que con un crédito lo que los uruguayos compramos es tiempo, al tener que devolver en determinado período el capital que se toma, con intereses que multiplican largamente el índice de inflación, y este es precisamente el punto que se debe tener presente cuando se manifiesta la tendencia a un endeudamiento “alegre”.
Ello indica además que pese a las restricciones que impone el Banco Central para el funcionamiento de las casas de crédito y la intermediación financiera, lo que encarece la administración de los créditos, es cada vez mejor negocio prestar dinero –aún teniendo en cuenta el factor de riesgo, que en realidad se está cobrando con la cuota— porque el que paga lo está haciendo por sí y por quien no lo hace, en realidad.
En los últimos años han florecido masivamente las casas de crédito al consumo y han ingresado decididamente en el negocio los bancos, que habían desatendido este sector de pequeños créditos pero que encuentran a través de estas financieras que han adquirido un menor costo administrativo y mecanismos aceitados para atender esta creciente demanda.. Funcionarios de jerarquía de las financieras destacaron que “el consumo ha crecido enormemente en los últimos años” y que el promedio de la población se ha dirigido a consumir masivamente artículos más bien suntuarios, como televisores LCD, equipos de audio, informática y artículos electrónicos en general, además de motos y encarar refacciones livianas de vivienda.
“Pero la conclusión es que nadie está ahorrando nada”, reflexionó y si bien este sería un factor preocupante, mucho más lo es sin dudas el hecho de que estemos asistiendo gradualmente a un sobreendeudamiento que no augura nada bueno si no se ponen los pies sobre la tierra, porque buena parte de los uruguayos tienen comprometido prácticamente todo el sueldo en créditos en sucesivas entidades y se han lanzado en una “calesita” de toma de créditos para afrontar lo que no han podido pagar, en tanto los altos intereses generalmente comprometen cualquier intento por zafar del pozo sin traumas.
EDICIONES ANTERIORES
A partir del 01/07/2008
Jun / 2011
Lu
Ma
Mi
Ju
Vi
Sa
Do
12
12
12
12
12
Diario El Telégrafo
18 de Julio 1027 | Paysandú | Uruguay
Teléfono: (598) 47223141 | correo@eltelegrafo.com