Paysandú, Lunes 27 de Junio de 2011
Opinion | 26 Jun El caso de la tala de un eucalipto en el teatro de verano Eduardo Franco, plantado en los años cuarenta, aún no ha sido debidamente aclarado, cuando sin lugar a dudas es lo que la Intendencia debe hacer, al menos de manera interna.
Si el teatro de verano iba a ser reformado, tal y como en su momento lo informó públicamente --a través de EL TELEGRAFO-- el director de Turismo, Marcelo Tortorella, queda claro que al menos a partir de la prensa, el intendente y el director general del área estaban al tanto de que el proyecto, cuya inversión está aprobada en el Presupuesto Quinquenal, iba a ejecutarse. Por cierto, eso no implica que estuvieran en conocimiento del comienzo de ejecución.
No obstante, no deja de llamar poderosamente la atención el procedimiento seguido adelante y que además de la suspensión del director, no se haya iniciado una investigación administrativa para determinar claramente las responsabilidades de cada actor a nivel funcional, técnico y político.
¿Cómo es el mecanismo de acción municipal? ¿Hasta dónde un director de segundo rango tiene el poder para dar comienzo a una obra sin que ésta tenga memoria de proyecto, presupuesto y plan de ejecución? ¿Es que todo puede realizarse con simples llamadas telefónicas? ¿Realmente un director pone en juego su cargo y prestigio en la comunidad tomando decisiones unilateralmente al margen de todo conocimiento de sus superiores?
Son solamente preguntas, pero sin lugar a dudas no hay respuesta. Y eso es lo grave. Que no haya respuestas, que todo haya quedado en un castigo a un director y que la vida dentro del organigrama municipal no haya cambiado en nada y que no se hayan siquiera iniciado acciones para determinar internamente qué pasó y cómo ocurrió, de manera de evitar en el futuro que problemas de este tipo se repitan.
Hubo empleados municipales que trabajaron. Algunos informes indican que también trabajó personal militar del batallón local. Y ciertamente hubo equipos de la Dirección de Paseos Públicos. Hay por tanto elementos suficientes para llevar adelante una investigación administrativa para determinar con claridad y en profundidad de quién y de qué nivel son las responsabilidades. A esto debe sumarse lo ocurrido en Termas de Guaviyú. Para evitar problemas de mayor envergadura, porque esta Administración recién llega a su primer año de gestión, es imprescindible que el cielo quede libre de nubarrones. La fórmula es sencilla: investigar a fondo y castigar a todos los responsables.
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