Opinion | 25 Jun Augurábamos desde esta misma columna, meses atrás, que a juzgar por la sucesión de acciones en marcha y agendadas, este año estaba llamado a ser el de la consolidación del transporte fluvial por el río Uruguay y sobre todo de la participación de Paysandú en este esquema de reversión del deterioro en que había caído este instrumento durante décadas,
Felizmente los hechos están dando la razón a nuestras expectativas, tanto por la creciente operativa de cargas en la terminal sanducera como por la verdadera bola de nieve que se está generando a partir de la recreación del Comité Binacional de la Hidrovía tras el largo conflicto por la planta de celulosa, porque las comunidades de una y otra orilla han comenzado a recomponer un proceso de integración que ha tenido muchas dificultades. Seguramente el punto de partida se generó en setiembre del año pasado, cuando desde Concepción del Uruguay se formuló una amplia convocatoria a gobernantes, organismos y fuerzas vivas de ambos lados del río Uruguay a efectos de recrear el Comité, con una importante respuesta en el corredor litoraleño.
Desde entonces el relanzamiento ha signado una revigorización de las acciones para el crecimiento con desarrollo y la integración, y es así que legisladores, intendentes y delegados de organismos binacionales, junto con representantes de grupos interesados en participar en la iniciativa, se han reunido en sucesivas instancias en ciudades de ambos lados para avanzar en el proceso.
En el reciente encuentro de Fray Bentos, y cuando ya se ha iniciado el dragado de emergencia para llevar a 19 pies la profundidad hasta Concepción del Uruguay, se anunció que la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) definió el llamado a licitación para contratar la consultora que elaborará el proyecto de dragado definitivo del río Uruguay hasta Concepción del Uruguay en 25 pies, con ampliación a 17 o 19 pies en el llamado para llegar hasta Paysandú, lo que constituye una muy buena noticia para las aspiraciones de potenciar significativamente la operativa del puerto local mediante el movimiento de contenedores.
Es decir que ya ingresando en la segunda mitad de 2011, es alentador que estén coincidiendo y en dilucidación las acciones tendientes a recuperar y mejorar la infraestructura de los puertos, fundamentalmente de los de Paysandú y Concepción del Uruguay, para encarar eventualmente desde fin de año la operativa con contenedores. Se trata de un aspecto fundamental para consolidar el transporte fluvial, que incluirá el uso de barcazas y eventualmente de buques de mayor porte para la salida de la madera y los granos, entre otras mercaderías, además de la corriente ya consolidada de importación de azúcar crudo para Azucarlito.
Sin dudas que además de la tarea sistemática y por momentos quijotesca de la Comisión Intersectorial pro Puerto Ultramar de Paysandú (Cipup) en sus gestiones por reactivar el puerto, con apoyo de autoridades y fuerzas vivas, un factor fundamental para que nos encontremos en el camino de las concreciones por encima de la retórica y los anuncios, es el trabajo serio y sin aspavientos que sigue llevando adelante la Administración Nacional de Puertos (ANP), tanto en la anterior como en la presente administración, al “ponerse la camiseta” de la reactivación del transporte fluvial en apoyo a la producción regional.
El más reciente jalón en estas acciones lo constituye sin dudas, además de haberse ingresado en la fase de culminación de las obras de reconstrucción y refuerzo de los muelles del puerto de Paysandú, es el arribo al Uruguay de la gigantesca grúa Liebherr de fabricación austríaca adquirida por la ANP por un monto del orden de los ocho millones de dólares, la que se trasladará a Paysandú tan pronto esté lista la platina de la base para el apoyo del equipo, que está en condiciones de mover contenedores y multicargas con una capacidad de cuarenta toneladas.
Esta inversión cercana a los doce millones de dólares en Paysandú constituye una apuesta del Estado a través de la ANP para incorporar un factor revulsivo en el transporte fluvial de la región, con la fundada expectativa de que al proponer el instrumento se genere la sinergia de operadores –como está ocurriendo ya con los granos-- para potenciar la demanda por esta modalidad de transporte.
En Concepción del Uruguay ya comenzó el dragado de emergencia y en breve desde esa terminal saldrán contenedores al constituirse este puerto en centro de recepción de las cargas en el enlace con Paraguay. Actualmente, muchas de esas cargas vienen en camión para su exportación por el puerto de Montevideo y se efectúa el cruce a la altura del complejo de Salto Grande, lo que entre otras consecuencias tiene el de la congestión y deterioro de nuestras carreteras, además del encarecimiento del flete para los productores de la nación mediterránea.
Este tráfico de contenedores pasará a trasladarse por ferrocarril hasta Concepción del Uruguay, con la expectativa cierta de completar cargas con Paysandú y Fray Bentos, lo que incidirá en el abaratamiento de los costos operativos y consecuentemente de los fletes para los productores de la zona.
Estamos por lo tanto ante un elemento revulsivo para el desarrollo regional, con directa incidencia en la creación de fuentes de trabajo y el reciclaje de actividad económica, por lo que la complementación portuaria en base a estos elementos en liza augura un factor de desarrollo que está llamado a ser un nuevo tiempo para la gran región productiva de ambas márgenes del río Uruguay.