Paysandú, Sábado 09 de Julio de 2011
Locales | 03 Jul Por segunda vez en ocho días vándalos atacaron panteones y tumbas del Cementerio Central, provocando fundamentalmente destrozos indiscriminados, aunque solamente robaron pocos objetos y de escaso valor.
Muy temprano en la mañana de ayer, personal que cumple funciones en la necrópolis detectó rotura de vidrios, candados violados, puertas forzadas y un gran desorden en varios panteones, entre ellos el nuevo de Adeyom y el de Paycueros. Los vándalos saltaron el muro perimetral, presumiblemente entre las 6 y 8 de la mañana, y se dirigieron a diversos panteones, incluso algunos particulares, al parecer en busca de objetos de valor, aunque lo que más hicieron fue provocar destrozos. Seguramente suponiendo que aquellas puertas que estaban cerradas con llave contenían objetos de valor, munidos de herramientas similares a barretas, rompieron varias, algunas de ellas incluso con trozos de mampostería, pero se encontraron con que no había prácticamente nada que pudiera ser vendido.
En el panteón de Adeyom, en la oficina, los destrozos fueron importantes y el lugar estaba en completo desorden, pero solamente pudieron llevarse una estufa eléctrica pequeña y otros objetos menores. El intendente Bertil Bentos concurrió al Cementerio Central pocos minutos después de descubierto el atropello, así como también autoridades de la Jefatura de Policía y personal técnico y de campo, entre ellos el comisario inspector Humberto Cardozo, director de Coordinación Ejecutiva. “Realmente lo que vi no sé cómo describirlo, es un atropello total a la memoria de Paysandú”, dijo Bentos a EL TELEGRAFO y destacó que “además de ordenar una limpieza total, una vez la Policía cumpla con sus tareas de investigación, trataremos de coordinar para el lunes una urgente reunión con representantes de los panteones afectados, para determinar entre todos un procedimiento de respuesta adecuado al atropello sufrido”, agregó. En las primeras horas de la mañana los responsables de los panteones forzados estuvieron en el cementerio para determinar las roturas y al mismo tiempo confirmar que no se hubieran producido ataques contra los restos humanos allí depositados, extremo que no ocurrió.
“Este es un cementerio muy grande y aunque tenemos guardia de seguridad privada, resulta extremadamente difícil controlar toda su superficie. Habría que aumentar la altura de los muros, poner alambre de púas, algo así, pero eso a su vez representaría un gasto enorme. No sé qué podemos hacer, pero no tengo dudas que algo tenemos que realizar por la memoria de nuestros deudos, esa memoria que estos vándalos no han respetado”, concluyó Bentos.
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