Deportes | 09 Jul Escenario: Estadio Malvinas Argentinas (Mendoza). Público: 40.000 personas. Arbitros: Carlos Amarilla (Paraguay), Nicolás Yegros (Paraguay) y Efraín Castro (Bolivia).
Uruguay: Fernando Muslera; Maximiliano Pereira (79’ Nicolás Lodeiro), Diego Lugano, Sebastián Coates, Martín Cáceres; Diego Pérez, Egidio Arévalo Ríos (85’ Sebastián Eguren), Alvaro Pereira, Edinson Cavani (45’ Alvaro González); Diego Forlán y Luis Suárez. DT: Oscar Tabárez.
Chile: Claudio Bravo, Pablo Contreras, Waldo Ponce, Gonzalo Jara (60’ Jorge Valdivia), Mauricio Isla, Gary Medel, Arturo Vidal, Luis Jiménez, Jean Beausejour (73’ Carlos Carmona), Alexis Sánchez y Humberto Suazo (73’ Esteban Paredes). DT: Claudio Borghi. Goles: 54’ Alvaro Pereira, 64’ Alexis Sánchez. Amonestados: Alvaro Pereira, Luis Suárez, Martín Cáceres, Sebastián Coates (U); Pablo Contreras, Gonzalo Jara, Alexis Sánchez, Arturo Vidal (CH).

El triunfo se hace esperar. Tanto como se hace esperar la tranquilidad que le hubiera recorrido el cuerpo a un Uruguay que podría haber dado un paso grande rumbo a la clasificación.
Pero se nubló y fue 1 a 1. Chile pareció desplegar sobre los celestes la ya insoportable ceniza volcánica que emana el volcán Puyehue, con el único objetivo de que el equipo de Oscar Tabárez aflojara y dejara de lado el buen rendimiento de los primeros minutos del partido.
Y lo logró, al punto que con el paso de los minutos le fue tomando los puntos a un Uruguay que se fue nublando, y terminó siendo protagonista en Mendoza, para prácticamente dar un salto a la clasificación. El equipo celeste comenzó bien, planteando un partido interesante, con una línea de tres que reforzaron cuando fue necesario los Pereira, Maxi y Alvaro. Esto le dio una movilidad importante ante un rival al que le costó hacer pie en el partido durante los primeros minutos, y que vio como Suárez fue transformándose poco a poco en la figura de Uruguay, desperdiciando incluso un par de ocasiones.
Pero estaba claro que la presión constante de los celestes en la mitad de la cancha no iba a durar a lo largo de todo el partido, por razones lógicas. Y la receta que tan buen resultado había dado en los primeros minutos, comenzó a diluirse.
Es que Chile comenzó a tocar, a mover la pelota y a intentar aprovechar los espacios que podía dejar Uruguay. Y se acercó con peligro, tanto que los trasandinos obligaron a excelentes quites de Cáceres y a una buena actuación del debutante Coates. Justamente tras un despeje del zaguero prácticamente sobre el cuerpo de un delantero rival, llevó a que la pelota tomara dirección al arco de Muslera, que nada podía hacer. El balón terminó rebotando en el travesaño.
Chile ya tenía el control del partido, de la cancha y los espacios. Uruguay intentó replegarse, pero la Roja, que fue local en Mendoza, ponía en aprietos a los celestes. Y lo siguió haciendo apenas iniciado el complemento, cuando Muslera tuvo una buena reacción ante una definición de taco. Pero Uruguay pegó primero, justo cuando no la pasaba bien: Alvaro Pereira la peleó en el área, tocó a un Suárez que dibujó con el cuerpo, avanzó y tocó al volante, que esperaba frente al arco.
Pero el gol no dio la tranquilidad que debió brindar. Porque Uruguay pudo haber aprovechado los espacios (Suárez tuvo el segundo), pero lo cierto es que Chile no bajó los brazos y siguió fiel a su receta: tocar y manejar la pelota en búsqueda de vértigo.
Y, para colmo, Sánchez comenzó a enchufarse definitivamente en el partido. Tanto que tras una rápida y buena jugada, que no pudo cortar Maxi Pereira al resbalarse, el avance de Boseajour permitió que tocara al medio para Sánchez, que definió abajo, cruzado, para decretar el empate.
Ya Uruguay no le encontraba la vuelta. No recuperaba la pelota, y Chile no solo obligó a un par de excelentes respuestas del golero celeste, sino que tuvo a su disposición varios tiros libres de frente al área de un rival que retrocedía cada vez más. Fue empate.
Uruguay se nubló a poco de comenzar el partido, no pudo lograr esa victoria tranquilizadora y quedó obligado a vencer a México. Chile, en cambio, obtuvo un punto de oro, que lo deja con más de un pie del otro lado.