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Paysandú, Martes 12 de Julio de 2011

Terminar con la desdicha y el dolor

Opinion | 08 Jul Es una desdichada realidad conocida en el país el nivel de inseguridad vial existente y, por lo tanto, es mucho lo que se debe hacer para mejorar las condiciones en esta materia. El problema tiene dimensiones mundiales. Por ese motivo, hace algunos días, la ONU dirigió una exhortación a sus Estados miembros, organismos internacionales y organizaciones civiles, empresas y líderes comunitarios con el fin de promover y garantizar en el decenio iniciado el 11 de mayo un categórico progreso en lo que concierne a la seguridad vial, lo que implicaría una sensible reducción del número de víctimas que se registran en accidentes de tránsito.
Las cifras de muertos y heridos en calles y caminos de todo el mundo en la última década son más que alarmantes, según las estimaciones de la ONU, alrededor de 5 millones de muertos y 50 millones de heridos. De la fuente de datos más próximos en el tiempo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se desprende que 1,3 millones de personas fallecen anualmente por esta causa y no menos de 20 millones resultan heridas en el mismo lapso, muchas de las cuales quedan mutiladas o incapacitadas.
En nuestro país, los fallecidos por accidentes en calles y carreteras aumentaron 24 por ciento al cerrar el primer trimestre, comparado con igual periodo de 2010, según la Unidad de Seguridad Vial (Unasev). En el período enero-marzo hubo en total 54 muertos, 13 más que en la etapa de referencia del año precedente, a pesar de una disminución de 1,5 unidades porcentuales de los siniestros. La cantidad de lesionados pasó de 783 en los tres primeros meses de 2010 a 753 en similar período de 2011, 30 menos, una diferencia de 3,8 por ciento, indicó la fuente.
Se considera que si se cumplieran las normas adecuadas, esas cifras se podrían reducir a la mitad, por lo menos. La convocatoria de la ONU apunta a que se acentúe el compromiso de las autoridades de cada país y el esfuerzo del público en general a fin de que se convierta en hábito social estable el cumplimiento de las reglas de tránsito.
Esto requiere, también, que se intensifiquen los controles que correspondan. A nivel nacional en las carreteras y a nivel departamental en el área de las intendencias. Pero también es imprescindible el compromiso de los propios conductores, usen el vehículo que usen.
Lo que se requiere, pues, es el respeto de normas conocidas, como no superar los límites de velocidad permitidos, usar el cinturón de seguridad, no excederse en los límites de alcoholemia y que los motociclistas empleen el casco. De todos depende que en este decenio se registre un apreciable descenso en el número de accidentes y víctimas.


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