Análisis de Danilo Antón

Locales | 12 Jul El geólogo Danilo Antón, que analizara la situación medioambiental del Litoral para EL TELEGRAFO, hizo una mención especial a la agricultura y al “cambio del modelo de producción”, así como a las innovaciones en la cría de ganado con feed lots que concentran miles de animales en pocas hectáreas, y la cantidad de camiones que transitan las rutas transportando la producción creciente de esta región.
Agricultura y citrus
En la primera parte de su análisis de la producción, dijo que “esta zona Litoral es una región clave para la economía de Uruguay, que está caminando con las piernas que le facilita el litoral. Para empezar, el grueso de la agricultura del país está acá, sobre todo en los departamentos de Soriano y Río Negro, y se extiende a parte de Paysandú”.
“Hay suelos con índice Coneat arriba de 200, las chacras son caras y hay cultivos de invierno y verano, sobre todo trigo en invierno y maíz y soja en verano. Hay otros paquetes tecnológicos y cuando se habla de mayor producción de soja y trigo en el país, se habla sobre todo del Litoral, y de Paysandú al sur. Pero no es eso solo. Porque de Paysandú al norte está la parte frutícola, sobre todo citrus, y los productos de huerta. El Litoral es la locomotora que mueve al país”. También mencionó la energía eléctrica, con las represas de Salto Grande, Baygorria y Palmar. Capítulo aparte mereció para Antón “la pecuaria, porque ahora el feed lot más grande del Uruguay está al lado de Fray Bentos, es de Marfrig y tiene más de 10.000 cabezas de ganado en pocas hectáreas, con los silos al lado para darles de comer”.
Todo este panorama, que pinta un país en desarrollo económico, también “tiene mucha influencia en el medio ambiente. Mucha actividad implica más camiones, la cantidad que circulan con la agricultura, la forestación y también la ganadería, es impresionante. Y además va en aumento, y eso sin contar el tránsito por el turismo”.
Cambios en el modelo
Antón se refirió a una situación que se viene multiplicando, y es el “descuido” que se hace de la tierra, ya que han cambiado las formas de tenencia y explotación. “Ahora hay empresas que no tienen predios, ni maquinaria, casi no tienen personal. Prácticamente subcontratan todo, y tienen los clientes para colocar la producción. Lo que hacen es un ‘management’, gerenciamiento. Y hay varias que están haciendo esa agricultura “gerencial”, no son agricultores que plantan. Alquilan tierras y plantan haciendo combinaciones, lo que cambia es el modelo de producción”.
Lo que preocupa al geólogo es que “no es el individuo que está cuidando su campo, porque no es de él. Y ese tipo de producción, con el que se hacen dos cosechas --una de primera y otra de segunda-- ¿qué pasa con los suelos cuando se le mete un cultivo tras otro? Se le pone fertilizante con sus productos químicos, lo que hace una agricultura distinta, cuyos impactos sobre los suelos son obvios, ya sea por la erosión o la estructura del suelo, aunque la siembra directa ha cambiado un poco eso”. Aunque entiende que “no se sabe bien qué puede pasar, porque la experiencia es distinta y hay estereotipos que no se pueden aplicar ahora”
“cantidades enormes
de agroquímicos”
Sin embargo, algunas cosas “son claras”, afirmó. “Hay una utilización en cantidades enormes de agroquímicos, lo que determina problemas porque algunos son tóxicos para la flora y los insecticidas para la fauna. También el problema de los envases de agroquímicos, para lo cual hay un proyecto llamado “campo limpio”, que es muy difícil mantenerlo funcionando porque no hay fondos para eso, y no produce ganancias porque el plástico lo mandan a recicladores que lo pagan poco”. Esta tarea, que es desarrollada por la Cámara de agroquímicos, “debería ser un plan nacional”, afirmó el ambientalista ya que actualmente “es algo privado que se hace como se puede”.
Por tanto, entiende que “el tema de los agroquímicos no está resuelto”, aunque también entiende que “hay muchos estereotipos, porque se les llama agrotóxicos y no es correcto, no todos lo son, como los fertilizantes. Pero el agrotóxico es como un ‘sello’ que le ponen algunas organizaciones ambientalistas, que tienen todo el derecho a hacerlo, pero es excesivo”.
En el caso de los insecticidas, dijo que “son agrotóxicos, pero son para eso, para matar insectos. Y siempre complican. Cuando se hacen por fumigación aérea, es muy difícil hacerlo dentro de los límites, también hay viento”.
Abejas a las islas
Recordando que “las abejas son insectos, y mueren cuando se fumiga”, dijo que “hay una incompatibilidad de producción. Donde se planta trigo o soja, no puede haber abejas. En el caso de los apicultores de Nuevo Berlín, les sugerí que pusieran las colmenas en las islas del río Uruguay, donde hay muchas flores, muchas plantas. Y muchos han ido y colocado sus colmenas allí”.
Además entiende que el propio Estado tiene un papel que jugar en esto. “Debe haber políticas territoriales, que aquí no se puede hacer agricultura con determinadas características, por ejemplo. Hay un tema de políticas, cuando empieza a haber usos conflictivos de la tierra, que es normal”, dijo, recordando que cuando hubo una invasión de langostas “tiraron Endosulfán por todos lados y mataron muchas abejas. Y no fue por la soja. Pero si fuera el trigo es lo mismo. La agricultura tiene ese problema, no es que la soja es perversa o una invención de Satanás. Es por los monocultivos extensos, y el trigo no es inocente. Y hay quien dice que el trigo es para el pan, y como lo comemos es bueno. Y la soja como la exportamos es mala. Pero ese es un razonamiento muy simplista”.
Dijo que “el tema de los agroquímicos tiene que ser encarado a nivel nacional porque es un tema de varios departamentos. Tiene que haber requisitos, controles y medidas concretas para ver cómo se disponen los envases, cómo se aplican los agroquímicos, cómo se fumiga. Eso tiene que estar más controlado que lo que se hace actualmente con el Ministerio de Ganadería o la Dinama, y las intendencias tienen dificultades para controlar lo que pasa”.