Paysandú, Lunes 18 de Julio de 2011
Nacionales | 11 Jul Miles de restos óseos que pertenecieron a una decena de gliptodontes, perezosos y un toxodonte, bien conservados, se encontraron en 1997 en el arroyo Vizcaíno, en Sauce. Se determinó que su antigüedad es de 29.000 años. De confirmarse el origen humano de cortes en algunas piezas, los primeros americanos habrían llegado 17.000 años antes de lo que se creía. La Intendencia de Canelones proyecta crear un museo paleontológico en la ciudad de Sauce para exponer el material recolectado. Miles de huesos correspondientes a una decena de ejemplares de la megafauna, reunidos en el fondo de una laguna natural formada por el arroyo Vizcaíno, en las proximidades de la ciudad de Sauce, constituyen un botín que un científico no encuentra todos los días. Menos en Uruguay, donde la Paleontología es una disciplina recientemente incorporada a los planes de estudio de la Universidad de la República, y donde no hay más de diez profesionales con titulación de maestría.
Fue en el verano de 1997 en que productores locales acuciados por una severa sequía y procurando agua para regadío, encontraron entre el barro huesos de grandes dimensiones. Inmediatamente, se contactaron con un profesor del liceo local y éste convocó a un grupo de jóvenes pertenecientes a un club de ciencias, que recolectó materiales.
Luego de algunos años de dificultades, en marzo de este año un equipo de la Facultad de Ciencias de la universidad estatal, encabezado por Richard Fariña e integrado por Ada Czerwonogora, Sebastián Tambusso, Mariana Di Giacomo, Luciano Varela y por el arqueólogo Roberto Bracco, pudo realizar una primera excavación profesional en el área. El trabajo no pasó de la actividad exploratoria debido a la densidad considerable del material óseo.
En la tarea colaboró el Batallón 14 del Ejército Nacional que, con la maquinaria adecuada, realizó una pequeña represa que permitió desviar parcialmente el cauce del arroyo para facilitar las tareas. “En esta primera excavación descubrimos, en el lecho del arroyo, miles de huesos pertenecientes a entre ocho y 10 gliptodontes, perezosos y un toxodonte en un solo lugar, lo que la hace particular. El estado de conservación de las piezas es maravilloso”, aseguró Fariña. “Las condiciones de depositación fueron muy buenas, inclusive se encuentra mucho colágeno en los huesos, en una proporción mayor al de otros fósiles de similar antigüedad”, observó.
Quizás lo más interesante del hallazgo se remonta a 2001, cuando el paleontólogo español Alfonso Arribas advirtió unas promisorias marcas en una de las clavículas que habían sido colectadas por los estudiantes en 1997. Fariña sostuvo que éstas tienen atributos de cortes que podrían haber sido provocados por herramientas humanas y de las cuales también se encontraron lo que se presume son fragmentos de piedra. Explicó que la piedra es más dura que el hueso y provoca marcas con forma de V, como las encontradas. En cambio, los dientes de los carnívoros, si bien son más duros que los huesos, no lo son tanto como las herramientas de piedra y dejan marcas en forma de U.
El tercer aspecto que hace de éste un sitio de importancia superlativa es que la datación de un fragmento de costilla y uno de la propia clavícula con las referidas marcas, determinó que la antigüedad registrada por las pruebas de Carbono 14 es de hace 29.000 años. Si se demuestra que las marcas en los huesos efectivamente fueron provocadas por herramientas humanas sería necesario renovar, según Fariña, el paradigma existente que establece que el poblamiento americano se produjo hace 12.000 años, de norte a sur, por el estrecho de Bering.
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