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Paysandú, Jueves 21 de Julio de 2011

Lo llevaron al cementerio y salió vivito y coleando

Deportes | 17 Jul Escenario: Estadio Brigadier General Estanislao López (Santa Fe). Público: 40.000 personas. Arbitros: Carlos Amarilla (Paraguay). Nicolás Yegros (Paraguay) y Luis Sánchez (Venezuela).
Argentina: Sergio Romero, Pablo Zabaleta, Gabriel Milito, Nicolás Burdisso, Javier Zanetti, Javier Mascherano, Fernando Gago (94’ Lucas Biglia), Angel Di María (72’ Javier Pastore), Lionel Messi, Sergio Agüero (84’ Carlos Tévez), Gonzalo Higuaín. DT: Sergio Batista.
Uruguay: Fernando Muslera, Maximiliano Pereira, Diego Lugano, Mauricio Victorino (19’ Andrés Scotti), Martín Cáceres; Egidio Arévalo Ríos (107’ Sebastián Eguren), Alvaro González, Diego Pérez, Alvaro Pereira (107’ Walter Gargano), Diego Forlán y Luis Suárez. DT: Oscar Tabárez.Goles: 6’ Diego Pérez y 17’ Gonzalo Higuaín.
Definición por penales. Lionel Messi (A): gol, Diego Forlán (U): gol, Nicolás Burdisso (A); gol, Luis Suárez (U); gol, Carlos Tévez (A): atajó Fernando Muslera, Diego Scotti (U): gol, Javier Pastore (A); gol; Walter Gargano (U): gol, Gonzalo Higuaín (A): gol, Martín Cáceres (U): gol.
Amonestados: Pablo Zabaleta, Gabriel Milito, Nicolás Burdisso, Fernando Gago, Carlos Tevez (A); Martín Cáceres, Alvaro González.
Expulsados: 38’ Diego Pérez (U), 85’ Javier Mascherano (A).

Será la historia que atropella. Serán los fantasmas de Maracaná que justo volvían a aparecer ayer como año a año. Será la blusa blanca con vivos color cielo. Será que le encanta tener a todos en contra. ¡Podrían ser tantas cosas!
Pero algo hay. Será vaya a saber qué cosa. Lo cierto es que Uruguay sigue siendo un aguafiestas de novela, un invitado al que nadie quiere tener sentado en su mesa. Un convidado que puede arruinarle todos los planes a cualquiera, y donde sea.
Y no hace falta irse muy atrás en el tiempo. Pasó en Sudáfrica, cuando Uruguay dejó al local sin poder seguir de largo, y luego se dio el gusto de liquidar al que tomó la posta africana, Ghana.
Anoche, como tantas otras veces, Uruguay se puso ese traje insufrible para quien está enfrente. Y con ese atuendo se dio el gusto de liquidar todas las aspiraciones de Argentina, a la que dejó afuera de la Copa América (de su Copa América) en la tanda de los penales, después de un emocionante partido que terminó 1 a 1 en el tiempo reglamentario.
Anoche, cuando era a matar o morir, en el Cementerio de los Elefantes (como se denomina a la cancha de Colón de Santa Fe) se quedó el local. Un sufrido Uruguay, que dejó el alma en la cancha, demostró a todos que nadie puede darlo por vencido en las que duelen, por más derrotado que parezca.
Porque la realidad indica que los celestes, anoche de blanco, la tuvieron complicada, más allá de que en forma temprana se puso en ventaja con gol de Diego Pérez. Es que justamente el volante, que apenas comenzado recibió una amarilla, terminó yéndose a los vestuarios cuando iban 38’ de juego.
Es cierto que a esa altura el empate argentino estaba consumado, pero hay que agregarle que a los 19’ Uruguay ya había quemado un cambio por lesión.
Y era difícil. Porque el planteo realizado por Tabárez para contener a Messi y a Gago, su gran abastecedor de pelotas, quedaba más que resentido al punto que los dos delanteros tuvieron que mudarse a la mitad de la cancha.
Argentina dominó de principio a fin, fue el que mostró el fútbol que de ella se esperaba, pero pese a ello no llegó a dominar a la hora de contar las situaciones de gol que, increíblemente si se tiene en cuenta cuál tuvo más la pelota, fueron parejas (un par de goles anulados por bando y una pelota en el travesaño argentino), más allá de que Uruguay apostó a la pelota quieta. Pero todo era cuesta arriba. El desgaste celeste fue creciendo a medida que pasaron los minutos, con un panorama desolador.
Uruguay encontró la calma en el vestuario. Tabárez acomodó las piezas, los jugadores jugaron con el corazón en los pies, dejando el alma en la cancha, y así pudo controlar a Argentina, que ya no se encontró cómoda. Y que, con el paso de los minutos, comenzó a sentir la responsabilidad.
Igual, siguió siendo más que Uruguay. Pero los celestes tenían en las manos y los pies de su arquero la clave para mantener el cero a lo largo del partido. De lo que quedaba de tiempo reglamentario y del alargue, con atajadas increíbles que empujaban a Uruguay a dejar su huella. La de aguafiestas. Tanto, que tuvo la posibilidad de liquidar todo instantes previos al alargue, ya cuando había emparejado el pleito por la expulsión de Mascherano.
Pero se la bancó en el alargue, más allá de que tuvo la posibilidad de liquidar a un equipo local sumergido en la desesperación. Lo cierto es que lo dejó para el final. Como dándole esperanzas al rival de siempre, sabiendo que no las tenía. Y lo liquidó en los penales, en los que Muslera volvió a demostrar que estaba en su noche.
No hay caso. Algo hay. Vaya a saber qué. Pero al aguafiestas lo desahuciaban antes del partido. Lo llevaron a jugar a un cementerio. Y salió vivito y coleando.


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