Paysandú, Viernes 22 de Julio de 2011
Locales | 19 Jul La edila frenteamplista Nelly De Agostini, en el plenario de la Junta Departamental, evocó la fundación del diario “El Día” (ya desaparecido) que saliera a la calle el 16 de junio de 1886, a pocos meses de ocurrida la “Revolución del Quebracho”. Este órgano de prensa del Partido Colorado tuvo distintas épocas: en la primera debió cerrar en el mismo año de su fundación, luego atravesó un período de casi 96 años sin interrupciones –más allá de las provocadas por presiones de distintos gobiernos— y tras su cierre, en 1985, volvió a aparecer efímeramente en 1992 como “El nuevo Día”.
Recordó la edila que en ese entonces en el país había 21 diarios y 40 publicaciones periódicas que tiraban en conjunto unos 30 mil ejemplares. Ya circulaban diarios importantes como “La Nación”, “El Siglo”, “La Democracia”, “El Nacional”, “La Prensa”, “La Tribuna Popular” y otros.
Del primer editorial de diario “El Día”, De Agostini dijo que “merece leerse lo siguiente:
‘No creemos nosotros que a una revolución caída deba suceder un largo período de abatimiento, ni creemos que la política pueda exigir de vez en cuando altos o treguas en la lucha por la justicia; así se explica nuestra aparición en el estadio de la prensa, al día siguiente de la derrota. El trabajo, un instante interrumpido, debe recomenzarse: la propaganda, palabra de orden, fuerza ideal que disciplina a las agrupaciones políticas, debe convocar a los elementos sanos y señalarles el nuevo camino. En el momento actual las causas que produjeron la revolución popular más grande que registra nuestra historia no han desaparecido: tal vez se han agravado y han de agravase aún; la Constitución violada cien veces más, va a recibir el golpe definitivo, el golpe de gracia de una convención santista (Máximo Santos pretendía convocar a una Convención Colorada con la finalidad de legitimar su liderazgo partidario, como antes lo había hecho con el Poder Legislativo al hacerse designar como senador). En esta situación la misión de la prensa independiente no es difícil: señalar con mano firme la úlcera que corrompe al organismo social, mantener al tope la bandera caída en el campo de batalla por una falacia de la fortuna, convocar a los elementos aún dispersos, a la concordia, a la esperanza, al triunfo”.
Más adelante la edila De Agostoni refirió al Uruguay de 1887, recordando que “la situación institucional y política había cambiado, ejercía la presidencia el Gral. Máximo Tajes, pero el diario de Batlle (El Día) enfrentaba serias dificultades económicas y así fue que el 7 de julio de ese año debió cerrar sus puertas. Sin embargo, poco tiempo después, el 19 de diciembre de 1889 se inicia la segunda época de El Día, cuyos ejemplares se tiraban en Plaza Independencia Nº27, en una imprenta a gas. Al poco tiempo y en un momento en que los demás diarios se vendían por suscripción y a cuatro centésimos, El Día resuelve venderse en la calle y ‘a vintén’ (dos centésimos), produciendo una conmoción y un vuelco entre sus lectores, desparecen prácticamente las suscripciones; surgen los vendedores de diarios y los kioscos”.
La edila también hizo referencia a las intensas campañas que realizó aquel diario contra la pena de muerte y el sufrimiento de los animales (corridas de toros, entre otros), así como a la negativa del saludo (“la revolución del saludo”) con que se despachó en su edición del 31 de marzo de 1933 al instaurarse la dictadura de Gabriel Terra. “Es obvio decir que el diario --entre 1933 y 1935-- sufrió censura previa, cortes de energía eléctrica y clausuras. Posteriormente también sufrió clausuras en 1971 y 1975”. De la edición del 10 de febrero de 1973 extrajo: “¿Permanecerá entonces vigente esta Constitución que amenaza tambalear y caer? Pensemos que sí, que esta Constitución que El Día combatió con energía a causa de suprimir el Poder Ejecutivo Colegiado y suplantarlo por el Poder Ejecutivo Unipersonal, y todavía con facultades que consideramos excesivas, pero que El Día respeta de modo solemne porque, erróneamente, así lo quiso la abrumadora mayoría del cuerpo electoral...”
Finalmente reseñó el proceso de cierre precipitado en noviembre de 1985 y la reapertura como “Nuevo Día” el 29 de marzo de 1992 con la dirección del Dr. Enrique Tarigo, luego renunciante y suplantado por el Cr. Julio Kneit, para cerrar sus puertas en forma definitiva el 29 de setiembre de 1993. Afirmando como colofón que “independiente de la filosofía política que se exprese para recordar los 125 años de un diario que marcó presencia en el ámbito político y cultural de nuestro país, manifestó su opinión combativa cuando la democracia se vio avasallada y contribución durante años a la formación de nuestra ciudadanía”.
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