Paysandú, Miércoles 27 de Julio de 2011
Deportes | 25 Jul URUGUAY 3 PARAGUAY 0
Escenario: Estadio Monumental de Buenos Aires. Arbitros: Salvio Fagundes (Brasil), Marcio Santiago (Brasil) y Francisco Mondría (Chile).
Uruguay: Fernando Muslera, Maximiliano Pereira, Diego Lugano, Sebastián Coates, Martín Cáceres (88' Diego Godín), Alvaro González, Diego Pérez (70' Sebastián Eguren), Egidio Arévalo Ríos, Alvaro Pereira (63' Edinson Cavani), Diego Forlán y Luis Suárez. DT: Oscar Tabárez.
Paraguay: Justo Villar, Iván Piris, Paulo Da Silva, Darío Verón, Elvis Marecos, Enrique Vera (65' Hernán Pérez), Néstor Ortigoza, Víctor Cáceres (65' Marcelo Estigarribia), Christian Riveros, Nelson Haedo Valdez y Pablo Zeballos (77' Lucas Barrios). DT: Gerardo Martino.
Goles: 11' Luis Suárez, 43' y 90' Diego Forlán.
Amonestados: Víctor Cáceres, Enrique vera (P); Diego Pérez, Martín Cáceres, Maximiliano Pereira, Sebastián Coates (U).
Locura celeste por donde se lo mire. En la cancha y afuera. En Buenos Aires y en Uruguay. En todo el país. La Copa América de Argentina 2011 llegó a su fin y hubo lógica en un deporte en el que muchas veces no la hay: Uruguay se consagró campeón, sumó su 15º título y se transformó no solo en el mejor equipo de la Copa, sino que se transformó en el seleccionado más ganador en la historia del torneo.
Todo eso derivó de la victoria por 3 a 0 ante Paraguay en un Monumental de Núñez totalmente colmado de uruguayos. Todo eso explotó luego de que Uruguay no le diera reacción a un rival que llegaba cansado, con bajas, sin haber ganado siquiera un partido en su camino a la final, pero que esperaba agazapado para poder dar el gran golpe.
Pero los celestes no quisieron saber nada de tomar riesgos. Y salieron en busca de un gol tranquilizador, que le permitiera no solo abrir el marcador sino los espacios que se esperaba cerrara el rival con el paso de los minutos. Uruguay fue una, dos, tres veces. Pasó por arriba a un equipo guaraní sorprendido, que tuvo a Villar revolviéndose como gato entre la leña, a los defensores desesperados para evitar la caída de su arco, para lo que también colaboró el juez no marcando el primero de los dos penales que tendría Uruguay a lo largo del partido, ambos desestimados.
Hasta que apareció Suárez, insoportable como en toda la Copa, para recibir en el área, enganchar y sacar el zapatazo cruzado, que hizo pegar la pelota en el caño derecho del arco paraguayo para que atravesara la línea de gol.
Esa anotación rápida terminó por comenzar a liquidar el partido, porque era fundamental poder abrirles la cancha a los paraguayos, a los que no les quedaba otra que salir a buscar el empate. Pero Paraguay optó por llevar a Uruguay a su juego de roce, pegando demasiado pero sin ser reprendido por el árbitro, que sí sacó tarjetas ante las respuestas uruguayas.
Pero los celestes iban a más, buscaban sellar el partido y generaron chances para ello, aunque Villar evitó el gol en un par de ocasiones aun cuando los guaraníes habían equiparado durante algunos minutos la tenencia de la pelota.
Era fundamental volver a pegar antes del término del primer tiempo, y Forlán se acordó del gol. Arévalo Ríos, de gran tarea, robó y tocó la pelota al blondo delantero, que definió cruzado para darle a Uruguay una tranquilidad inmensa.
Porque en el complemento intentó Paraguay, se hizo del balón y llegó incluso con peligro, estrellando la pelota en el travesaño en una ocasión. Uruguay respondió, tuvo un par de chances claras, hasta que Forlán anotó su doblete luego de una gran jugada de contragolpe, sobre el final del partido, cuando Paraguay estaba con un jugador menos por la lesión de Barrios.
Fue un 3 a 0 claro, contundente, de un equipo que no esperó a su rival, sino que salió decidido a marcar la diferencia y liquidar rápidamente las cosas. Fue un 3 a 0 que valió nada menos que la Copa, y el mote de capo de América.
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