Paysandú, Martes 02 de Agosto de 2011

OPINIONES

SOLICITADAS

Locales | 31 Jul ¿Hasta cuándo Comepa?
Sé que no soy el primero, ni que seré el último. Cuando escribo estas líneas, pienso en si las mismas será de recibo, o como las demás que han sido publicadas en este diario, no serán tenidas en cuenta por la Empresa, que solicita que las quejas se realicen por los caminos establecidos oportunamente, pero al hacerlas, tampoco se han logrado cambios.
No me baso en lo que dicen otros, sino en cosas que me han pasado personalmente para demostrar por ejemplo, que el servicio de urgencia tiene el nombre equivocado, y que debería llamarse “sala de la resignación”.
Así es, resígnese a esperar algunas horas, a entrar a los boxes y esperar “varios” minutos más que llegue el doctor, que le preguntará ¿qué le sucede?, cuando ya se lo dijo al enfermero, que le tomó la fiebre y la presión, y obviamente le preguntó ¿que le anda pasando?.
Pero hay ejemplos claros que evidencian un “error” de sistema, que debe ser solucionado por la directiva de una vez por todas, y dejar de jactarse de ser una mutualista modelo, cuando en realidad, hay que rezar para no enfermarse, porque así no entramos a Comepa.
Algunos meses atrás, un familiar llegó con su hija a urgencia por un estado gripal de la pequeña. Después de una espera de hora y media, el profesional de guardia la atendió y sólo atinó a decir: es un virus. Seguramente usted pensará, es habitual y hasta “normal” de los médicos actuales “echarles la culpa a los virus”. Pero en este caso, se lo dijo a una Licenciada en Bioquímica, especializada en Virología.
El profesional médico aprendió ese día de virus, pero seguramente debe tener hoy otro “latiguillo” para sus pacientes, porque ese ya no le da resultados.
Más reciente es un caso que me ocurrió. El médico me atiende a las 16 horas en consultorios centralizados. Vale la aclaración que mi hora estaba fijada a las 15.05. Después de los chequeos, me envía a realizarme una ecografía de urgencia, para que el médico de guardia posteriormente me indique si está bien. O no.
A las 17.02 ingreso al box de urgencia para esperar “simplemente”, que el médico observe la ecografía en la computadora y me indique que sucede. Expliqué al enfermero que me hizo ingresar porque estaba en ese lugar y fue directamente a indicarle al médico de guardia.
Fui atendido a las 17.28 por un joven doctor. Aclaro que previamente durante los 28 minutos, los médicos que desarrollaban su tarea en esos momentos, habrán permanecido en los boxes alrededor de 10 minutos, no más; el resto conversaron con enfermeros o permanecieron frente a la computadora.
Cuando el médico llega donde yo estaba, muy amablemente se sienta frente a mí y me pregunta ¿qué le sucede?. Realmente ¡me descolocó!. Esperé 28 minutos sentado para saber el resultado de una ecografía y va a atender un paciente sin saber que le pasaba.
Después me quedé un poco más tranquilo. Me dijo que la ecografía estaba bien. Pero también le pregunté si estaba bien que yo debiera permanecer casi media hora para que me indicara solamente “si está bien”, cuando la sala de espera estaba prácticamente llena de gente, aguardando para ser atendido, mientras yo estaba “aparentemente” bien, y sólo necesitaba una respuesta que no ameritaba estar más de 3 minutos en Urgencia.
Quiso decirme que estaba atendiendo a los demás pacientes –no es así porque estuvo con ellos escasos minutos--, pero no me respondía si estaba bien que yo estuviera tanto tiempo sin ser atendido.
Otro caso es el de un familiar que al desmayarse a las 10.45 de la mañana, decidí llevar a urgencia al ser un paciente cardíaco –luego de reponerse-- para que la atendieran. A las 11.01 llegamos y la hicieron pasar rápidamente a los boxes, una enfermera la atendió: presión, fiebre, etc., y nos dijo que ya vendría la doctora. A las 11.59 comienza el movimiento de cambio de guardia y cuando la enfermera se retiraba dirige su vista hacia mí y le hago un gesto de “cuando viene la doctora”. Vuelve a ingresar a la sala donde permanecen médicos y enfermeras y al salir me dice “ya va”. Si, aunque usted no lo crea, pasó exactamente una hora para que la doctora apareciera a nuestra presencia. ¿Qué dijo?, “este es un caso para el cardiólogo de guardia, espere ya va a venir.
Si, esperá sentado, le faltó decir. El cardiólogo, que también supe al mediodía fue a su casa a almorzar tranquilamente, retornó al centralizado y atendió a sus pacientes, recién fue a urgencia, para atender a dos pacientes, a las 15.35. Así es, más de 4 horas dentro de “sala de resignación” para que una paciente cardíaca fuera atendida luego de desmayarse.
El último caso es más reciente. Bebé cae de la cama y se pega en la cabeza. Rápidamente a “Urgencia” para que lo vea un médico y quedarnos tranquilos.
Al ingresar a “sala de la resignación”, había 25 personas sentadas esperando su turno, de los cuales 10 eran niños. Nos dimos cuenta que la espera sería larga. Sólo aguantamos 30 minutos y nos retiramos de “Urgencia”. Ja,ja. Es un chiste de Comepa que se llame “Urgencia”. Para mi ya es “sala de la resignación”. Resígnese a esperar.
Que hicimos. Llamamos al médico que atiende el bebé habitualmente y nos dijo que hacer al no encontrarse en el departamento.
No pretendo con esta solicitada una respuesta de la empresa, ni mucho menos. Simplemente, que de una vez por todas piensen y tomen medidas a favor de los pacientes. Si, a favor de quienes todos los meses pagan por tener un “buen servicio” cuando realmente lo necesitan.
Dejen de lado como engrosar la billetera personal o recaudar más para “hacer obras”. Basta de cosas sin sentido. Solucionen los problemas a los pacientes. Qué los médicos “se pongan la camiseta de Comepa”, pero la que dice “al servicio del paciente”, y no la de la soberbia ante los reclamos.
Espero no tener que volver a escribir líneas como estas. Nunca quise llegar a esto. Pero la paciencia tiene un límite, más cuando a uno le llegan las quejas reiteradamente de quienes deben ir a atenderse a Comepa. Ahora me pasó a mi en varias oportunidades y no aguanté más la impotencia, ante una mutualista que no enfoca su actividad a los pacientes como debe ser.
No incluyo a todos los funcionarios. En realidad es contra el sistema que tiene muchas fallas y no soy yo quien debe solucionarlas. Es la directiva de Comepa, que por ahora y ante reiteradas quejas, hace la vista gorda de los reclamos. Resignado

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Es inconcebible pensar que en los tiempos que estamos viviendo todavía existe la “discriminación laboral”. A lo largo de siete años estuve cumpliendo mis funciones como docente en el Club de Niños de MOPI, en el cual desarrollé mis actividades como profesional. A lo largo de estos años los niños aprendieron no solo Educación Física, sino que desarrollé mi labor más allá de la función para la cual se me contrató. Les brindé talleres de teatro, primeros auxilios, natación, clases de baile, hasta de apoyo escolar, todo a través de un proceso de aprendizaje muy cauteloso y trabajo coordinado en equipo.
Y hoy por hoy los que resultaron perjudicados fueron los niños, porque de un día para otro se quedaron sin su “profe”, solo por caprichos y manejo interno de una comisión directiva que ni siquiera sabe donde está parada, que lo único que le importa e interesa es quedar bien con el “afuera” y el “qué dirán”.
Si bien tengo claro que es una institución con más de 25 años de trayectoria, la comisión que maneja este centro debería cambiar su pensamiento e ideales, ya que son muy protocolares a la hora de decidir cosas, y esto le hace mal a la propia institución. A la prueba está que desde hace años la vienen integrando las mismas personas y lo que hacen en cada elección de directiva es rotar los roles, no permitiendo de esa forma que ingrese gente nueva y renovadora.
En una reunión me dijeron que no estaban de acuerdo con que yo tuviera un programa de radio, ya que ellos entendían que no iba con mi “perfil docente”, a lo que yo manifesté que una función no tiene nada que ver con la otra, y que mi trabajo en la radio no interfiere en nada, porque es un “personaje” y yo a mis alumnos no les inculco lo que brindo en la radio ni tampoco llevo temas personales al club, sino que lo único que hago es ir a cumplir con mis actividades.
El 15 de junio me presenté a trabajar como siempre y me encuentro con una nota en la cual expresaba que estaba suspendido por un mes, sin goce de sueldo, porque ellos no concebían que yo siguiera con mi programa radial, sumado a que hago comentarios a través de Facebook. Hasta el día de hoy nunca me llamaron para notificarme, ni comunicarme nada, nunca hablaron conmigo para llegar a un acuerdo, sino que tomaron la drástica decisión de despedirme.
Mi vida personal, lo que expreso delante de un micrófono o lo que publico en mi página de Facebook no les tendría que importar, ya que es un juicio moralista y contradictorio a lo que ellos piensan, ya que se dejan llevar por simples comentarios. Pienso que deberían mirar un poco más adentro de lo que pasa en la institución, como en el centro juvenil o aulas comunitarias, y dejar de estar pendiente de lo de afuera, porque así es fácil estar frente a una comisión directiva, donde todo parece normal y pasas muchas cosas encubiertas. Abran la cabeza, señores, es hora de ver la realidad, el siglo XX ya terminó y ustedes se quedaron en él. Es una lástima.
Agradezco a mis compañeros del Club de Niños, a las maestras y coordinadora por el apoyo brindado. Franco De los Santos


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