Paysandú, Viernes 05 de Agosto de 2011
Rurales | 30 Jul Paraguay y Bolivia son países en donde los precios de la tierra y los impuestos son notoriamente más bajos que en Uruguay. De ahí, que empresarios rurales de nuestro país consolidan una corriente de inversiones hacia esa zona del continente sudamericano.
Operadores vinculados a esos negocios, consultados por El Observador, señalaron que en el caso de Paraguay, sobre todo en la zona del Chaco, cerca de 1.500.000 hectáreas de campo ya están en manos de productores uruguayos. Paraguay figura entre los 10 principales exportadores de carne, rubro en el que el productor uruguayo tiene experiencia y se siente cómodo.
En el caso de Bolivia, el proceso de inversiones de uruguayos “es más incipiente”, con un retraso de unos 10 años respecto a lo que sucede hoy con Paraguay, pero es notorio que se están registrando cada vez más negocios de compra de tierras en los alrededores de Santa Cruz de la Sierra.
Si bien esa tendencia de inversiones tuvo un ritmo diferente a lo largo del tiempo, este año se aceleró “coincidiendo” con los anuncios del gobierno de José Mujica de elevar los tributos de los propietarios de grandes extensiones, comentó José Costa, director de Consurpar, una empresa uruguaya con sede en Asunción, que trata de captar nuevos inversores para Paraguay.
El presidente Mujica ya anunció que no desistirá de ese proyecto que busca aumentar la presión tributaria a los establecimientos mayores a 2.000 hectáreas y volcar esos recursos a caminería departamental. El texto, redactado por la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, es sujeto a revisión en el Ministerio de Economía --que había planteado reparos--, y además generó diferencias dentro del Frente Amplio.
Otro factor que llevó a acelerar el flujo de inversiones hacia Paraguay y Bolivia se remonta a hace unos cuatro años cuando la tierra en Uruguay registró un marcado incremento de la mano de inversores argentinos que compraron campos para cultivar soja.
Los precios internacionales hicieron elevar el valor de las tierras cultivables.
Por ejemplo en Bolivia, un campo “netamente ganadero” cuesta U$S 300 la hectárea y dejarlo operativo (deforestado, hacer aguadas, potreros, alambrarlo y otras instalaciones) eleva el costo a U$S 600 la hectárea.
En Paraguay, explicó Costa, los campos, sin mejoras, en la zona norte se venden a U$S 150 la hectárea, a los que hay que sumar otro tanto para desmontar y sembrar pasturas tropicales.
Dijo que el Chaco es netamente ganadero y no se registran problemas de seguridad como ocurre en la zona Oriental, donde hubo ocupaciones de parte de campesinos.
En esta última región, volcada a la agricultura, los precios de la tierra son similares a los de Uruguay, comentó el director de Consurpar, que gestiona 24 establecimientos de uruguayos y europeos.
Rodrigo Artagaveytia, director del Estudio 3.000 en Paraguay, al ser consultado en diciembre sobre la marcha del negocio de la tierra señaló que “están sobrepasados por la demanda”. En declaraciones a El Observador Agropecuario comentó que muchos uruguayos primero optaron por la inversión inmobiliaria, pero luego quieren pasar a la parte productiva.
El ingeniero agrónomo Andrés Peñagaricano señaló que hoy no sólo hay uruguayos comprando tierras en el Chaco, sino otros que ya trabajan en el negocio de hacer productivos los campos. Un aspecto a considerar son las carencias de infraestructura, sobre todo de rutas, que elevan los costos de producción.
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