Paysandú, Sábado 06 de Agosto de 2011
Locales | 01 Ago Es un poco más largo que una pick up común; más bien se trata de un camión chico o un “camioncito”, como suele denominarlo la gente.
Pero es de construcción artesanal, nacido a impulso de lo que necesitaba su propietario para desplazarse y cumplir con las tareas inherentes a su profesión.
El chasis y la carrocería pertenecen a uno de aquellos famosos jeeps fabricados en 1941, con destino militar. “Sabe, yo tenía el jeep y atrás le enganchaba el carro. Me quedaba medio incómodo para andar, cargar y maniobrarlo. Entonces decidí armar sobre el chasis una camioneta o camión chico”, dijo Felipe Ortiz, dueño del vehículo, quien agregó que le cortó parte de la chapa de la carrocería en la parte trasera.
El chasis “daba bien”, incluso el camión quedó con una caja larga. Por eso es más camión que camioneta. Le instaló una capota a la parte carrozada; por el lado izquierdo sacó un caño tipo chimenea para la aspiración del aire del motor.
Y hablando de motor, se trata de un impulsor Toyota diesel, de cuatro cilindros, 2.4 litros, que funciona muy bien y lleva al vehículo sin problemas. En la parte frontal le instaló un malacate, el cual es apto para cumplir tareas cuando se lo necesita. La caja, bien construida, es de madera y con barandas altas, lo que le facilita el transporte. Mantiene el rodado original del jeep, aunque ahora usa llantas más anchas. Obviamente, la tracción es en las cuatro ruedas, lo cual le permite desplazarse por cualquier tipo de caminos o a campo traviesa sin problemas.
Se trata de una idea bien concebida a impulso de las necesidades laborales. Un jeep que una vez más demostró que nació para ser útil también en tiempos de paz --integrado a la vida civil-- y una tarea bien realizada; un trabajo de artesanos que dio sus frutos.
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