Opinion | 31 Jul El 11% de los adolescentes y jóvenes uruguayos de entre 15 y 21 años está desvinculado del sistema educativo y los esfuerzos del gobierno y las autoridades de la educación por integrarlos o reintegrarlos no han dado los resultados esperados. Por el contrario, la deserción y el ausentismo sigue siendo un problema frecuente y de difícil resolución en las aulas.
Recientemente el ministro de Educación y Cultura, Ricardo Ehrlich, informó en el Parlamento que dicha secretaría de Estado invertirá $ 30.000.000 con el objetivo de fortalecer los Centros Educativos de Capacitación y Producción (Cecap) y reintegrar en lo que queda del período de gobierno a un total de 4.500 jóvenes al sistema educativo.
La mayoría de esos jóvenes no estudia ni trabaja y en realidad conforman una población a la que los planes actuales de estudios no han sabido retener o captar. Por eso, se estima necesario fortalecer los ámbitos no formales de educación para “contenerlos”.
Actualmente hay doce Cecap, que atienden a unos 1.300 jóvenes, cifra que se pretende elevar a la antes señalada en lo que resta del período. El ministro, por su parte, expresó la preocupación respecto a lograr una reinserción no sólo en relación a la educación formal sino al “trabajo y la vida” a través de dichos centros, cuyo objetivo es facilitar a los jóvenes que no estudian ni trabajan ciertas herramientas para reinsertarse en el mercado laboral.
Dada la situación que están marcando las estadísticas y los datos que surgen de la realidad de las aulas, seguramente este nuevo programa, como otros diseñados en los últimos años --Liceos Abiertos, Uruguay Estudia, Aulas Comunitarias, el proyecto Interfase, entre otros-- son necesarios.
Sin embargo, no han sido lo exitosos que se esperaba. Llegado este punto cabe preguntarse por qué la Educación Media --ya sea el liceo o la UTU -- expulsa o no capta estos jóvenes y se pone a trabajar rápidamente en atacar las causas de fondo, ya que los parches pocas veces resultan efectivos. En la sociedad actual el conocimiento es un valor fundamental que incide, y mucho, en la calidad de vida de la gente, puesto que determina su acceso a oportunidades. Quien no termine la enseñanza media --ya sea técnica o liceo-- estará cada vez más en desventaja.